![](https://mercojuris.com/wp-content/uploads/2023/08/gustavo-fadda-2.png)
Introducción.
Argentina es una economía cerrada al mundo, además de estar entre los 10 países que menos comercializa en términos de su Producto Interno Bruto – PIB, esto es el resultado de excesiva burocracia, regulaciones ineficientes, impuestos, derechos de exportación, aranceles entre los más altos del mundo, falta de financiamiento, costos logísticos, corrupción, debilidad institucional y falta de transparencia.
Por si fuera poco, su integración comercial al mundo es marginal, un 10,6 % con la economía global por sus poquísimos acuerdos celebrados vía el Mercosur.
Los acuerdos de libre comercio representan un 7,2% , que surgen de los tratados con los propios países del bloque MCS 3,2% + ALADI 2,8 % + Israel 0,4 % + Egipto 0,4 % + Singapur 0,4 %. En tanto, los acuerdos preferenciales significan un 3,4%, siendo los firmados con SACU 0,4 % + India 3 %
La buena noticia, es que existe un camino diferente y que ya empezamos a avanzar en esa dirección.
Acuerdo MCS-UE.
En junio de 2019, Argentina y MCS dieron un paso histórico en la ruta hacia el crecimiento exportador al cerrar un acuerdo comercial con la UE, con esto se conformaría una de las áreas de libre comercio más grande del mundo, integrando países, a 780 millones de personas y 1/3 del PIB Global, en definitiva, un enorme mercado para que trabajadores y empresas puedan posicionar sus productos, servicios e ideas.
El objetivo final sería que, a través del aporte significativo que se hace desde el sector público, las empresas de los países de ambos bloques puedan incrementar el comercio, las inversiones y sus niveles de actividad, generando así desarrollo económico y social en las naciones implicadas.
Aunque el acuerdo fue cerrado inicialmente en 2019, su concreción se vio frenada por diferencias en cuestiones claves.
Actualización del tratado.
Diciembre de 2024, Mercosur y la UE anuncian la concreción del esperado acuerdo entre ellos, marcando un nuevo capítulo en la cooperación internacional. El mensaje que se envía al mundo es claro y contundente.
Es necesario aclarar que estamos en presencia de la conclusión de la negociación, lo cual no implica la firma del acuerdo, ya que seguimos en el mismo lugar que en 2019, pero con algunas diferencias que facilitan el tratado. Este año, ambas partes lograron resolver los puntos pendientes, introduciendo nuevos documentos que modernizan la alianza y lo adaptan a los retos actuales.
Se introdujeron 2 nuevos pilares.
- Anexo de Comercio y Desarrollo Sostenible. Es uno de los avances más destacados, ya que establece compromisos para una política comercial equilibrada y sostenible.
- Protocolo sobre Cooperación. Promueve la creación de programas conjuntos para ayudar a los sectores económicos a adaptarse a la nueva realidad comercial. Se incluyen medidas específicas de apoyo a MIPYMES, mujeres emprendedoras y pequeños agricultores, asegurando que todos puedan beneficiarse de esta nueva etapa.
Con el texto ya consensuado, solo resta completar los procesos legales, incluidas las revisiones y traducciones, para avanzar hacia la firma definitiva y su entrada en vigor.
Fuentes diplomáticas señalan que esta vez la revisión legal está prácticamente concluida (solo faltarían los elementos que se agregaron ahora).
Esto quiere decir que podría pasarse rápidamente a la aprobación del Consejo europeo y a la firma, probablemente en marzo de 2025.
La separación de los dos pilares en dos textos con reglas de aprobación internas diferentes también es una ventaja respecto de 2019, ya que reduce -aunque no elimina- la capacidad de bloqueo de países como Francia, que ofrece una férrea resistencia al acuerdo.
Por otro lado, Alemania y España, son firmes defensores del tratado.
Una asociación de alto impacto.
En un contexto global marcado por tensiones geopolíticas, un creciente proteccionismo, y ante la posibilidad concreta de una nueva guerra comercial entre Washington y Pekín, este acuerdo crea una zona de libre comercio que abarcará un mercado integrado de 780 millones de personas, uniendo a la segunda economía mundial (UE) y a la quinta economía mundial (MERCOSUR).
La UE cuenta con un PIB de usd 16.600 billones, que significa el 17,9% del PIB global, significando un ingreso per cápita promedio de USD 40.000 anual.
Es el 1° inversor mundial (con un 35% del stock global), representa el 22 % del Comex Global, siendo el 2° importador mundial de bienes (16% del total), y está integrado al mundo con 42 acuerdos comerciales.
Ahora bien, la elección de Donald Trump puso a Europa en una situación geopolítica difícil, avizorando un creciente proteccionismo, y con la posibilidad concreta de una nueva guerra comercial entre Washington y Pekín. Si a esto, le sumamos el ascenso de China y su avance en Latinoamérica, más la guerra de Ucrania, nos da la certeza de que la UE necesita el acuerdo mucho más que el Mercosur.
¿Cómo se logrará todo lo planteado?
Para lograr esto, se eliminan, trabas para los productos agroindustriales, aranceles de importación y establecen condiciones preferenciales para los productos del MCS, permitiendo acceder al mercado en mejores condiciones de competitividad, ofreciendo incentivos para ampliar y diversificar la canasta de bienes y servicios.
En concreto, se podrá vender más y mejor.
Para el MCS, significará incorporar mayor tecnología, la que vendrá de la mano de nuevas inversiones pero también por la exigencia en cuánto a los estándares necesarios para entrar a un mercado más exigente.
Gracias al acuerdo la UE otorgará beneficios arancelarios para:
– 100% de liberalización en bienes industriales, desgravación total desde la vigencia.
– 99% de las exportaciones agroindustriales del Mercosur al bloque comunitario.
1) Eliminación total de aranceles para el 70% de bienes de manera inmediata, lo que representa un hito en la relación comercial entre ambos bloques, y el restante 14% en un período de entre 4 y 10 años.
En concreto, una desgravación total de aranceles para el 84% de nuestras exportaciones.
2) El otro 15% se beneficiará de algún tipo de cuota o preferencia arancelaria parcial.
Finalmente, 100 productos, no se sabe cuáles, no entran en la negociación.
También, se incluyen temas que mejoran el marco institucional para el comercio, como por ejemplo los servicios, las compras públicas, eliminación de barreras no arancelarias y beneficios para las Pymes.
Particularmente, Argentina negoció, plazos de hasta 15 años para abrir su mercado en forma gradual y controlada, dando la posibilidad de avanzar en reformas estructurales para mejorar la competitividad y de que los productores locales puedan adaptarse.
Indudablemente, estamos ante un acuerdo histórico, abriendo nuevas oportunidades para empresas, consumidores y desarrollo sostenible.
Comercio Exterior.
En 2023, el intercambio comercial entre la UE y el MERCOSUR superó los 110.000 millones de dólares, en materia de bienes y servicios, consolidando a la Unión Europea como el segundo socio comercial del MERCOSUR, solo detrás de China. Hasta 2013 era el primero.
El acuerdo promete fortalecer estas cifras, dado que el 14,4% de las exportaciones totales del Mercosur ya tienen como destino la UE, mientras que el 20 % de las importaciones del MCS, provienen del bloque europeo.
Es lo mismo que decir, que uno de cada cinco productos europeos exportados llega a los países del MERCOSUR.
¿ La UE y MCS son competidores?
Ante esta pregunta, podemos afirmar que no compiten, al contrario se complementan.
Para la industria europea, el MCS representa un mercado grande de 270 millones de personas, de consumidores, especialmente para sus autos, autopartes, productos químicos, textiles, prendas de vestir y sus productos farmacéuticos.
Es una oportunidad de hacer frente a todo el proteccionismo estadounidense que se avecina nuevamente.
En la actualidad, 60.000 empresas europeas exportan al MCS, y el acuerdo significaría un ahorro de unos usd 4.000 millones para dichas empresas.
Para el MCS es una gran oportunidad de exportar sus productos agrícolas ya que es el tema que más interesa al bloque Sudamericano, a pesar de que seguirá siendo un problema y dolor de cabeza para Europa.
También se exportan desde Sudamérica ganado y piensos (alimento que se da al ganado), carne, productos petrolíferos y minerales, entre otros.
Para Brasil, por ejemplo, el acuerdo representará un aumento del PIB de casi 90.000 millones de dólares, en 15 años. Dentro del MCS, será el principal beneficiado y tendrá mayores ventajas, debido a su tamaño económico dentro del bloque, y en dónde se espera muchas inversiones de empresas europeas, incluso del sector de agronegocios.
El sector manufacturero de la UE y la industria agrícola del MCS, serán los grandes beneficiados de este histórico acuerdo.
Argentina y la Unión Europea: un mercado con mucho más espacio para exportar.
La agroindustria argentina es protagonista de la canasta exportadora a la UE.
Más de 25 complejos agro exportan bienes al exigente mercado europeo, donde destacan la soja, el maní, las carnes, el limón, el girasol, entre otros.
Cada año la UE importa más de € 130.000 millones en este sector y es nuestro principal destino de exportación.
1 de cada 4 Empresas que exportan, llevan sus productos al mercado europeo.
2° lugar al que más empresas argentinas exportan, detrás de LATAM (Uruguay, Chile y Brasil).
15 % de nuestras exportaciones de Alimentos hacia la UE son productos altamente diferenciados, de gran valor agregado y generadores de mayor ingreso de divisas.
En otros socios, como Vietnam, India e Indonesia no llegan al 1 %, siendo el promedio al mundo del 9%.
Es un destino clave para productos emblemáticos de la oferta exportable argentina tales como harina de soja, carne bovina, productos de la pesca y vinos.
No obstante ello, la participación relativa de Argentina es baja (solo un 6% del total importado por la UE).
Podría crecer sustancialmente si se igualaran las condiciones de ingreso con otros competidores que ya cuentan con acuerdos comerciales con la UE, como Canadá, México, Chile, Nueva Zelanda, Sudáfrica o Ucrania
Argentina es también un importante destino de inversiones para las empresas europeas, con un stock de inversiones de la UE de 35.800 millones de dólares en 2023, lo que convierte a la UE en el primer inversor extranjero en el país.
Conclusión.
- Estamos ante la posibilidad concreta de integrar una de las alianzas de comercio más grande que haya visto el mundo.
- Estratégicamente, el acuerdo reafirma el concepto de multilateralismo frente a los acuerdos bilaterales que ganaron protagonismo.
- Un acuerdo de esta naturaleza podría preservar (y mejorar) nuestras exportaciones al principal dstino externo de nuestros productos agroindustriales.
- La recuperación productiva argentina debe estar acompañada de un mejor acceso a mercados.
- El acuerdo Mercosur-Unión Europea es un elemento importante que colaborará con la tan necesaria integración internacional de la Argentina contribuyendo a cambiar este camino en el que está Argentina y que tan malos resultados nos ha traído.
- Si el país avanza en este camino vamos a ver grandes beneficios para su economía, más comercio, más inversiones y mejores condiciones para competir en el mundo.
- Esto significa nuevos empleos, más producción, y que los consumidores puedan acceder a una mayor variedad de productos con precios más bajos.
- Necesitamos avanzar en más y mejores oportunidades de progreso.
- Argentina debe acompañar a los otros miembros del MCS en nuevos tratados de libre comercio
Mgter. Gustavo Fadda
diciembre 2.024