Aviación civil y comercial a un año del cambio de época – Dr. Manuel Alberto Gamboa

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 A partir del 10 de diciembre de 2023, con la llegada a la presidencia de la Nación la Administración Milei, ingresó a las instituciones de la República un verdadero cambio de época.

 La política económica fue el eje principal de la Administración. Es importante destacar que el Transporte, considerado como la “corriente sanguínea” que complementa el aparato circulatorio de cualquier Estado, juega un papel fundamental en la economía.

El transporte aéreo, administrado por el Poder Ejecutivo en el ámbito de la Aviación Civil, incluye la actividad aeronáutica que se desenvuelve en los aeropuertos, traslado de pasajeros y cargas, las escuelas de vuelos, la aviación agrícola entre otras.

 Es decir, no están separado la actividad aerocomercial de las otras, todo lo contrario, desde un aéreo club o las pequeñas empresas, desde los talleres surgen luego gran parte del personal que trabaja en las líneas comerciales.

 Por eso debemos contemplar en su conjunto, el mandato desregulatorio que da el gobierno, en respuesta a su compromiso electoral y elegido por la mayoría de los electores.

 El Secretario de Transporte, asumió el cargo con experiencia en el sector terrestre e implementó rápidamente medidas desregulatorias que derogaron normas petrificadas por décadas en las leyes y reglamentos aeronáuticos de la República Argentina.

 Concordó acuerdos internacionales con los estados extranjeros lindantes, con la fuerza de los DNU los reglamentos que rompió conceptos doctrinarios, los cuales muchos de ellos fueron hasta infundados o caprichosos, ordenados por una costumbre administrativa o que defendía intereses espurios o de casta.  El Secretario de Transporte y su equipo revirtió esto. Lo hizo con rapidez inusitada y determinación al seguir los trazos de una política económica marcada con fuerza y decisión por parte del Ejecutivo.

 Por supuesto que la tarea es ardua y compleja, en un recalcitrante ambiente político y gremial en contra. Además, con graves consecuencias en contra de nuestras relaciones internacionales de nuestra aviación.

Esta problemática es consecuencia del desmanejo de las últimas décadas, en particular desde el 2010 en adelante, debido a decisiones tomadas por las autoridades aeronáuticas de la época. Se institucionalizó la falta de transparencia hacia nuestros socios internacionales, en donde se estuvo mas preocupado por el discurso lo que se estaba realizando realmente. Esto es especialmente crítico considerando que dichos socios, como signatarios y adherentes al control de la seguridad operacional establecido por las directrices de la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI), un organismo consultivo técnico de las Naciones Unidas que agrupan a más de doscientos países, exigen altos estándares de cumplimiento.

  Es dable destacar, que no escapa de este deficiente comportamiento, de nuestras máximas autoridades aeronáuticas correspondiente al periodo 2015/2019, manifestaron falta de conocimiento y previsión.

En el pasado, recurrimos a estrategias poco éticas, fundadas para evitar cumplir con la obligación de ser auditados por nuestros pares. Esto nos lleva a reflexionar: ¿realmente fue útil? ¿Qué tan eficiente resultó la gestión al analizarla desde una perspectiva integral, más allá de simplemente superar una auditoría puntual?

Sin embargo, en este último año, gracias a la colaboración de los funcionarios de planta profesionales y técnicos de ANAC, y con el respaldo político necesario de las nuevas autoridades, se logro avanzar en la recuperación del sistema aeronáutico heredado en crisis. De haberse concretado la baja de categoría por parte de la «OACI»  y la «Federal Aviation Administration» (FAA) de EEUU, se habría comprometido seriamente toda la política de incremento de la oferta nacional e internacional, así como los planes de inversión en la industria aérea promovidos por el gobierno nacional.

Es fundamental reconocer los desafíos pendientes, si bien auspiciamos las bondades de lo mucho que se realizó hasta hora, consideramos que de manera URGENTE deberíamos relanzar una nueva legislación base, sancionar un código aeronáutico moderno.

 De igual modo, actualizar la infraestructura aeronáutica de navegación aérea, brindando un mayor soporte a los controladores de vuelo, incluyendo particularmente la Implementación del Proyecto de Rediseño del TMA BAIRES, principal “cuello de botella” del sistema aeronáutico desde el punto de vista de la Gestión del Tránsito Aéreo, y el cual cuenta con un trabajo ya realizado con aportes de especialistas internacionales .

Sería altamente beneficioso reordenar los roles y funciones de las distintas autoridades que operan en los aeropuertos, donde actualmente coexisten múltiples dependencias con estructuras de mando por momentos superpuestas. Por ejemplo, la ANAC se encuentra desvirtuada en sus atribuciones, y la EANA ocupa, el cual es por momentos poco definido. Todo esto contrasta con la figura prominente del explotador aeroportuario, quien administra el principal recurso económico. Sin embargo, a la hora de tomar decisiones, no existe una autoridad centralizada que unifique criterios.

  La exposición al usuario es lamentable. Sólo falta recorrer los aeropuertos de San Fernando, Morón, La Plata para verificar lo aquí expresado o el predio de Quilmes, que da verdadera lástima.

 Esta es la imagen que proyectamos ante los extranjeros, de quienes buscamos atraer inversiones estratégicas.

Dr. Manuel Alberto Gamboa

Diciembre 2024