COMERCIO EXTERIOR Y "NORMAS DE TIPO VOLUNTARIO" ISO MERCOSUR

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COMERCIO EXTERIOR Y “NORMAS DE TIPO VOLUNTARIO” ISO MERCOSUR

¿Cómo no quedar excluidos del primero a causa de estas últimas?

 

Dra. María Margarita Drago Rey

 

En los comienzos de este siglo hablar de la globalización de los mercados, de sus ventajas e inconvenientes sería sobreabundante. Nos guste o no, cualquiera sea la teoría económica que se enarbole, la realidad es una sola: la economía está globalizada y toda empresa que quiera crecer y desarrollarse debe tener entre sus objetivos la expansión hacia otros mercados; la internacionalización de las empresas y de las transacciones es un hecho más allá de cualquier posición teórica favorable o crítica al respecto.

 

Producir para el exterior sin embargo implica para la empresa una modificación de su cultura, en especial para la de nuestros países y esto era válido mucho antes de la profunda crisis por la que lamentablemente atraviesa nuestro país.

 

¿Por qué? Porque yo, empresario, no debo tener en cuenta sólo las variables de  mi mercado interno (que no es mi especialidad detallar), sino que debo incorporar a todos mis procesos y sistemas de gestión, las variables que son práctica exigible en los mercados en los cuales quiero ubicar mi mercadería. Y allí es donde comienza la necesidad de mi apertura mental hacia las exigencias y requerimientos que pueden provenir de disposiciones legales, de presión de consumidores, y, en gran parte de normativas corporativas o de carácter voluntario que en muchos casos, si bien no exigibles jurídicamente, tienen  más fuerza que si lo fueran, para permitir la expansión hacia aquellos.

 

¿A qué me refiero cuando hablo de normas voluntarias?

 

Las exigencias internacionales respecto a la calidad de los productos y de los sistemas de producción (comenzando desde el diseño mismo del producto hasta la atención posventa del mismo) así como lo relativo al respeto del medio ambiente en los sistemas de gestión empresarios, introducidos por el concepto de desarrollo sostenible no pueden ser ignorados por quien quiera exportar. En muchos casos también, estas exigencias, en especial las relativas al tema medioambiental me van a condicionar la obtención de créditos internacionales, la contratación de seguros internacionales o la posibilidad de venta de mi empresa por la evaluación que el comprador interesado hará de los pasivos ambientales de la misma.

 

En principio estas normas voluntarias fueron de carácter  nacional, pero poco a poco, se fue viendo la necesidad de ampliar y unificar los criterios para posibilitar un comercio exterior fluído y reglas claras y omnicomprensivas en  la materia. De los sistemas actualmente más conocidos y reconocidos internacionalmente, las normas ISO y las del EMAS (CEE), son las primeras las que van posicionándose con más fuerza en el mercado, por distintos motivos que no trataremos en esta primera aproximación. Toda empresa que quiera encarar una política de comercio exterior exitosa debe implementar al menos ( si no certificar) un sistema de gestión de calidad y un sistema de gestión medioambiental. En algunos supuestos de industrias determinadas o países, la certificación es directamente obligatoria. Pero al menos la implementación como sistema de buena administración de la gestión empresaria debe estar presente.

 

Y esto no está reservado sólo a la gran industria. Las PyMES, si bien muy exigidas actualmente en nuestro medio y urgidas por otras problemáticas, no deben dejar de encarar estos temas, porque las empresas de envergadura de las que sean proveedoras se los exigen o exigirán en  el futuro.

 

Por ser las que más aceptación tiene vamos a tratar de dar un breve pantallazo sobre las Normas ISO. Para eso, debemos primero que nada, detenernos en saber que es ISO.

 

ISO es la International Standardization Organization, que es un organismo no gubernamental que funciona con  sede central en Ginebra y que reúne a más del 90% de la producción mundial. Cada país está representado en los distintos comités de ISO, siendo que existen miembros “P” y miembros “O”, esto es, con o sin derecho a voto, pero todos con posibilidad de participar. A través de un complejo y democrático sistema de votación de las propuestas  normativas, que se giran a todos los países miembros, a través de sus representantes (En nuestro país el representante es el IRAM, Instituto Argentino de Normalización conforme decreto 1494/94), van surgiendo las distintas normas que abarcan muchos más temas que los que he mencionado de calidad y medio ambiente.

 

Las Normas ISO más conocidas tal vez son las de la Serie 9000 sobre calidad y las de la Serie 14000 sobre  Medio Ambiente. Vale señalar que existen comités de trabajo conjunto para elaborar –en algunos supuestos- normas comunes tanto para la serie 9000 como 14000, como sucede en el caso de los sistemas de gestión y de auditorías y que en poco tiempo permitirán tener normativas comunes para implementar sistemas de gestión de calidad y medioambientales y para la realización de las auditorías en los mismos. Debe destacarse asimismo que se ha aprobado ya la versión  IRAM-ISO-MERCOSUR de estas normas.

 

Pero la familia de las Normas ISO 14000 no se detiene sólo en lo referido a sistemas de gestión y auditorías. Abarca todo lo relativo a ciclo de vida, indicadores de desempeño, etiquetado, diseño para el ambiente, y otros temas relacionados. Gran cantidad de normativa ha sido ya sancionada desde ISO y es todavía poco conocida en el ámbito empresario, sobre todo en la pequeña y mediana empresa.

 

Con el análisis y estudio de los sistemas de gestión de calidad y medioambientales y la implementación de los mismos, introducido esto como política de los más altos niveles de la dirección, las empresas podrían posicionarse mucho mejor en los mercados externos. Es preciso derribar el tabú de que ello es imposible por los costos que requiere. En primer término, es necesario NO HABLAR DE COSTOS SINO DE INVERSION. Todo lo que se destine a implementar sistemas de gestión de calidad y de medio ambiente es para la empresa una inversión que se recupera (existen datos fehacientes publicados por las empresas que ya han certificado), se amortiza en plazos variables según los casos, en especial, según el grado de tecnología con que cada uno cuente. Si debo efectuar un cambio total de mi tecnología, la inversión será seguramente mucho mayor que si debo mejorar el sistema en una tecnología que pueda continuar aplicándose.

 

Pero siempre es posible implementar el sistema de gestión medioambiental y obtener la consecución de metas y objetivos, con el concepto de la mejora continua a través de la revisión anual por la dirección. Siempre hay algo que se puede ir optimizando con una inversión acorde con las posibilidades de la empresa y muchas veces con poca inversión las mejoras medioambientales pueden ser importantes. Sólo es necesario tener la disposición y el asesoramiento adecuado para encontrar las fortalezas y debilidades de cada sistema y trabajar sobre ellas.

 

Se ha acusado a estas normas voluntarias de ser utilizadas por muchos países como barreras pararancelarias. En efecto, pueden ser mal empleadas de este modo. Por eso precisamente, debemos centrar los esfuerzos en ir adaptándonos a las mismas, vista su aceptación universal, para que dejen de ser eventuales barreras pararancelarias y se conviertan en  verdaderas oportunidades de negocios.

 

Es un desafío que debe ser encarado con seriedad por todos los empresarios que quieren trascender las fronteras, pues de lo contrario, éstas terminarán cerrándoseles. En situaciones de crisis como la que estamos atravesando debemos tener muy presentes las soluciones creativas y las oportunidades de negocios y de diferenciarnos de la competencia para poder continuar en carrera

 

Dra. María Margarita Drago Rey

dragorey@fibertel.com.ar

Abril 2002