El Tercer rubro exportador – Luces y sombras del nuevo protagonista en la balanza comercial – Dra. Mg María Antonella Migliore
Es sobradamente conocida la importancia comercial y económica de las exportaciones en cualquier país del mundo, pero en Argentina ese fenómeno cobra más relevancia. Es que en los sitios donde la industria de manufacturas no tiene un desarrollo elevado, las bondades de la exportación se destacan aún más.
En nuestro caso, la venta de manufacturas de origen agropecuario (MOA) es la fuente genuina de moneda extranjera por naturaleza, tal vez la única, y por consiguiente el escape a una economía inestable y volátil en la que la divisa juega un papel fundamental en el control cambiario, así como en su incidencia directa respecto a la inflación y las tasas de interés.
Cuando hablamos del tercer rubro exportador, nos referimos concretamos a los servicios basados en el conocimiento, ubicado luego de las exportaciones provenientes del agro y los automotores. Esta clase de servicios exportables gozan de tres características principales conocidas como 3I “intangibilidad, inseparabilidad e imperdurabilidad” y tienen una relevancia creciente en la balanza comercial ya que durante 2019 generaron negocios por 6.200 millones de dólares.
En un período histórico conocido como Globalización 4.0, la gestión del Talento es un arte según el cual el conocimiento traspasa las fronteras, pero el carisma queda como parte integrante del patrimonio local. Hablamos de que en los últimos 20 años hemos asistido (y continuamos presenciando) un crecimiento transfronterizo de servicios intelectuales, que evidencian un aumento del comercio de intangibles del 270%.
Según indica FLACSO, en 2019 “los servicios son responsables del 65% del Producto global mundial y del 70% del empleo generado en todo el mundo, correspondiendo el 25% del total de las transacciones mundiales al comercio de exportación de servicios”, resultando la proyección para el año en curso de un 50 % del total, aunque probablemente la situación sanitaria y de economía digital signifiquen un aumento de estos valores.
Dentro de la categoría servicios se encuentra una nutrida y diversa oferta de posibilidades: servicios tecnológicos, servicios profesionales (jurídicos, contables, empresariales, arquitectónicos, ingenieriles, técnicos, entre otros); centros de servicios como publicidad, call center, recursos humanos, ventas e investigación de mercado, sólo por nombrar algunos ejemplos.
Puntualmente en el caso de Argentina, el comercio de servicios ha aumentado fuertemente por la conjunción de dos factores clave: servicios profesionales altamente calificados a bajos costos (comparativamente con el mismo servicio en otras economías).
De hecho, datos relevados por el Instituto Nacional de Estadísticas y censos (INDEC) establecen que el comercio de invisibles en nuestro país emplea un total de 437.000 personas, con 120.000 Profesionales que exportan sus servicios, que se traduce en 1 de cada 4 profesionales trabajando en el desarrollo de exportaciones.
Resulta un juego donde todos ganan puesto que, el “tomador del servicio” -o comitente- obtiene beneficios múltiples al contratar un empleado freelance, proveyéndole de un trabajo remoto, pagando salarios moderados por un tipo de cambio favorable y recibiendo resultados de excelencia en tiempo y forma.
Por su parte, el locador o prestador del servicio encuentra un cliente con solidez económica, dispuesto a pagar en divisas y facilitar diversas herramientas para la realización de la tarea encomendada, otorgando además al trabajador ventajas como home office, horarios flexibles, trabajo por objetivos y bonos por desempeño.
Aspectos sobresalientes del comercio de conocimiento.
Otros aspectos que hacen de la exportación de servicios una propuesta diferente y atrayente son los aduaneros e impositivos.
En lo que respecto a los asuntos aduaneros, la exportación de servicios no exige de la solicitud de un permiso de embarque puesto que obviamente nada hay que embarcar así como tampoco la gestión de ningún tipo de documentación aduanera (documento de transporte o certificación de origen ni intervención de terceros organismos). En cambio, sí es requerida la emisión de una factura adecuada a la exportación, denomina Factura “E”, debiendo estar previamente autorizado por AFIP el punto de venta. Los servicios están exentos de IVA, razón por la cual no pagan el 21% que sí abonan los bienes, aunque sí debe tributarse impuesto a las ganancias finalizado el período fiscal; también conocido como impuesto a la renta. Quedan excluidos los supuestos en que el trabajo se desarrolla para un país con el cual Argentina haya suscripto convenio de doble imposición.
En cuanto a los aspectos bancarios, la obligación del prestador del servicio es dar cumplimiento estricto a las disposiciones del Banco Central de la República Argentina que indican que en un plazo de 10 días luego de recibido el pago a través de medios bancarios (documento switf) deberá liquidar las divisas al tipo de cambio oficial (Com. A BCRA N°6770).
Este es sino el aspecto que mayor controversia genera, ya que el pago de la exportación se realiza en divisas, no obstante lo cual, el acreedor de dicho pago jamás accede a sus divisas sino que cobra por su trabajo en moneda de curso legal (pesos argentinos) al tipo de cambio oficial del momento de la liquidación del pago. Además, a los fines del cobro, el locatario deberá presentar ante el banco intermediario copia de la factura, formulario de requerimiento de liquidación de divisas y declaración jurada informando los motivos de dicha percepción y que la causa de los fondos es lícita.
La política comercial al servicio de las exportaciones:
Retomando la importancia de generar ingreso genuino de divisas al país, dijimos que la manera más obvia es mediante las exportaciones; y en un mundo donde asistimos al fenómeno de la digitalización de la economía,así como a la intagibilidad de la producción, un pilar fundamental de esta ecuación es el fomento de las exportaciones por parte de los gobiernos, tanto de bienes como de servicios.
En el caso argentino, durante el año 2019 se aprobó la llamada Ley de Economía del Conocimiento (Ley N° 27506), procurando beneficios fiscales, reducción de impuestos y de aportes patronales a quienes cumplimentaran los requisitos de la ley.
Las mencionadas ventajas tendrán validez hasta el año 2029; no obstante, cabe destacar que estos beneficios sólo repercuten en un sector menor de los exportadores de servicios, centralizados en personas jurídicas, mayormente empresas vinculadas al software e I+D, excluyendo por oposición a los profesionales independientes -personas físicas- que no tienen acceso a las promesas de la norma.
Una mirada al corto plazo:
El Covid 19 puso de manifiesto distintas aristas que la humanidad toda venía obviando. Pero en lo que concierne al Comercio internacional, la intangibilización de la economía sumada a otros fenómenos que impactaron de lleno en la globalización tal como la conocíamos, no hizo más que acelerar un cambio de paradigma protagonizado por el conocimiento, la gestión del talento, el intercambio de información, la importancia de la propiedad intelectual y demás intangibles que hoy en día son sinónimo de rendimientos y crecimiento económico.
Es hora de contemplar un nuevo rubro más allá de la exportación de bienes y dotarlo de la importancia que merece, porque la exportación de servicios llegó hace tiempo pero hoy más que nunca cobró verdadero auge. Por ello debemos darle tratamiento serio y a largo plazo, y brindar a los operadores (exportadores) la suficiente seguridad jurídica para que su trabajo rinda y que elijan el desarrollo de mercados extranjeros como una estrategia comercial motivadora.
Fuentes:
-REVISTA CONTAINER DIGITAL DE 23/08/2020 POR GUSTAVO FADDA)
-FLACSO, “El Nuevo mundo de las exportaciones: Los Servicios”; Gustavo Fadda, Cátedra de la OMC, Mayo de 2013.
Dra. Mg María Antonella Migliore
Octubre 2.020