LA PERFORMANCE ECONÓMICA INTERNACIONAL, LLEGANDO YA A LA MITAD DEL AÑO – LA ARGENTINA, LA ECONOMÍA, Y LA (DES)INSERCIÓN INTERNACIONAL
LA PERFORMANCE ECONÓMICA INTERNACIONAL, LLEGANDO YA A LA MITAD DEL AÑO – LA ARGENTINA, LA ECONOMÍA, Y LA (DES)INSERCIÓN INTERNACIONAL
Por Marcelo Elizondo
Síntesis ejecutiva
El comercio sigue sin fortalecerse como podría
ü Las exportaciones se recuperan en relación a 2009 (año de la crisis), pero no retoman la fuerza de 2008, y apenas están algo por encima (un 10%) del promedio 2007/2009.
ü El incremento de las importaciones tampoco llega, pese a las alarmas, a los niveles de 2008.
ü Las exportaciones y las importaciones, por igual, están solo un 10% por encima de sus niveles del promedio del mismo periodo (enero – mayo) del trieño 07/09. A su vez (inclusive en las crecientes importaciones) en ambos lados de la balanza estamos todavía por debajo de los niveles de 2008 (ambas en nieves de alrededor del 10% menor).
ü La suma del comercio (“impo mas expo”) llega a un flujo en el periodo enero – mayo de este año de unos 45.000 millones de dólares, mientras fue de casi 39.000 en 2009, en plena crisis, y de 50.800 millones en 2008 (un 12% mayor que este año).
El riesgo de no insertarse lo suficiente en el mundo
El vínculo con el mundo no crece como podría y el gobierno argentino no disimula su preocupación por restringirlo. Hay diversos costos que se pagan por este comportamiento:
ü La inversión extranjera directa sigue baja y no despega: En el período 2006-2009 fue, según la CEPAL, de unos 26.000 millones de dólares en Argentina. En ese mismo período Colombia recibió mas de 33.000 millones, Chile, casi 48.000 millones de dólares, México mas de 80.000 millones de dólares y Brasil, casi 124.00 millones.
ü No aprovechamos un nuevo movimiento: crecen las inversiones extranjeras en países disímiles como Brasil, India, Nigeria, México, Chile, Malasia, Egipto, Indonesia, Argelia, Sri Lanka, Senegal, o Kenya, entre otros. Ellos son hoy competidores en promoción de inversiones.
ü Y hay nuevos emisores de inversión a los que debemos seducir por medio de una mejor reputación, entre los que se encuentran, además de los desarrollados (EEUU, UE, Canadá, etc), Brasil (emitió inversión extranjera por 162 millones en 2008), Malasia (emitió inversiones por 67 billones en 2008), India (emitió inversiones por 61 billones en 2008), México (emitió 45 billones en 2008), China, Chile, algunos países árabes, etc.
ü Los limites al comercio y la inversión afectan al empleo. Más de un tercio de la fuerza laboral argentina está hoy vinculada con el comercio internacional, además de una cantidad muy significativa de trabajadores que se desempeñan en actividades a cargo de empresas internacionales actuando en el país
La performance comercial llegando a la mitad del año
La Argentina, la economía, y la inserción internacional
Desarrollo temático
El proteccionismo es la nueva respuesta?
Las noticias argentinas continúan mostrando señales de cerrazón internacional.
Limites a las exportaciones, anuncios contra las importaciones, y expresiones que llegan desde el exterior (la última de gravedad fue la amenaza de detener la negociación MERCOSUR – Unión Europea por parte de funcionarios de la UE) nos llevan a concluir que, luego de algunos años de incremento del comercio, la Argentina, ante dificultades de oferta, ha optado ya por escoger como política explícita, un movimiento de “virar hacia adentro”.
Intercambio comercial.
Las exportaciones de bienes crecen en los primeros 5 meses del año un 17%, mientras las importaciones crecen un 44%. Las exportaciones en el periodo enero – mayo llegaron a 25.800 millones de dólares, y las importaciones a 19.700.
Las exportaciones en igual período (enero-mayo) fueron de 22.100 millones en 2009, mientras eran de 27.800 millones en 2008. Habían sido de 20.200 millones de dólares en 2007 y de 18.000 millones en 2006.
Las exportaciones promedio del periodo enero-mayo en el trieño 07/09 fueron 23.300, y en el periodo 2006/2009, de 22.000 millones de la moneda norteamericana.
Esto muestra que las exportaciones se recuperan en relación a 2009 (año de la crisis), pero no retoman la fuerza de 2008, y apenas están algo por encima (un 10%) del promedio 2007/2009.
Estamos ante un movimiento muy inferior a la evolución del comercio mundial en todo este lapso.
Mientras tanto, las importaciones de bienes en el mismo período llegan a 19.700 millones de dólares, cuando eran de unos 15.700 en 2007, de 23.000 en 2008, y de 13.700 en 2009. El promedio de las importaciones del trieño 07-08-09 fue de 17.500 millones de dólares.
Esto supone que este año asistimos a una suba en relación al mismo período del año anterior (año de fuerte crisis internacional y de medidas proteccionistas argentinas), pero están aun casi 15% debajo de los niveles de 2008, antes de lo peor de la crisis, mientras están apenas un 10% por encima del promedio del periodo 07/09.
Una simple comparación muestra que, en tanto vemos performances que suponen desproporción entre el dinamismo de las importaciones y las exportaciones comparadas con 2009 -lo que está llevando a algunas autoridades a justificar ciertos limites a las compras externas-, si observamos un período mas largo y menos afectado por circunstancias coyunturales, las exportaciones y las importaciones, por igual, están un 10% por encima de sus niveles promedio midiendo el mismo periodo enero – mayo en la actividad comercial exterior del trieño 07/09, y a su vez (inclusive las alertadas crecientes importaciones) en ambos lados de la balanza estamos todavía por debajo de los niveles de 2008 (ambas en nieves de alrededor del 10% menor)
Qué se observa, pues, de la performance del comercio argentino, en un tiempo en el que Europa acusa a nuestro país de proteccionismo, China impone retaliaciones por nuestra cerrazón, Brasil sufre por las amenazas de detener negociaciones Mercosur – UE por nuestras conducta y los empresarios, además de encontrarse con restricciones a las exportaciones, oyen de las autoridades indicaciones de detener importaciones? Pues en principio lo que se observa es que las exportaciones crecen menos que las de sus vecinos (Brasil crece por encima del 25%), que creen menos que las importaciones argentinas, que por ende la balanza comercial cae un 27% en relación al año anterior y que esa desproporción se agrava en el caso de nuestros principales socios (las exportaciones al MERCOSUR crecen el 23% mientras las del MERCOSUR a la Argentina crecen el 63%).
Pero además, esencialmente estas cifras muestran que la Argentina está preocupándose por restringir importaciones (acaba de ocurrir, como un eslabón mas de la cadena de hechos y dichos a favor de limitar las compras externas, una visita -el reciente 8 de julio- de los Ministros de Economía y de Industria a la Unión Industrial Argentina para expresar contundentemente allí a los industriales que el gobierno desea sustituir importaciones), no como consecuencia de un crecimiento desproporcionado, sino como reflejo de que el comercio en su conjunto crece menos que lo que podría, que las exportaciones crecen menos de lo que deberían tras superarse lo peor de la crisis, que no recuperan niveles del año 2008, y que las importaciones suben encendiendo luces de alerta pero no están desbocadas sino que aparecen altas en comparación con otros datos del comercio y la economía por la debilidad de esos otros datos.
Lo que está ocurriendo es cierta falta de mayor fortaleza relativa general del flujo comercial y de inversiones, que acarrea una imagen de un alto crecimiento de importaciones, que es verdadero en relación al de las exportaciones pero no sería tan grave si el comercio en su conjunto recuperara fuerzas.
Así, la suma del comercio (“impo mas expo”) llega a un flujo en el periodo enero mayo de este año de unos 45.000 millones de dólares, mientas fue de casi 39.000 en 2009, en plena crisis, y de 50.800 millones en 2008 (un 12% mayor que este año). Los números del comercio en su conjunto no muestran aún -inclusive con la temida alza de las importaciones- un nivel que se acerque al conjunto del comercio de salida y entrada de 2008.
La conclusión es clara: existe un conjunto de restricciones al comercio que están desalentando los flujos comerciales. La suba de las importaciones no sería tan grave si no fuese porque se teme que las exportaciones no podrán seguir ese ritmo (por falta de inversión, carencia de financiamiento, debilidad de expectativas, escasez de garantías de oferta de energía, dificultades en las relaciones comerciales externas, medidas limitativas de la administración, pérdida de buena parte de la competitividad cambiaria, alta presión tributaria, etc.) pese al crecimiento de la demanda mundial, lo que ha puesto a la Argentina en un movimiento de cerrazón comercial.
Además, probablemente no sería tan alto el incremento de las importaciones si la Argentina recuperara mejores niveles de inversiones que hoy están difiriéndose (el 32% de las importaciones son bienes intermedios y otro 22% son bienes de capital).
Ante circunstancias que muestran límites para acompañar la recuperación por razones endógenas, parece que nos empeñamos en poner más límites que en solucionar las dificultades.
El costo los límites en la inserción internacional.
Cual es el costo de estos “ruidos”, del proteccionismo, de la alteración de reglas que es percibida en el exterior, de la falta de confiabilidad?
En primer lugar, por razones comerciales, ya tenemos noticias de los límites que se nos imponen en mercados externos. Vienen desde Shangai y Beijing, desde Bruselas, desde San Pablo. Hemos visto mas arriba en este trabajo que el comercio no crece como podría.
Por otro lado, la Argentina ya ha padecido el costo de no ser confiable, de soportar problemas de reputación internacional como escenario de negocios. Se observa en ésta línea la dificultad de aprovechar flujos de inversión que, como también el comercio, motivan crecimiento de la producción, generación de empleo y también recaudación.
La inversión extranjera directa en el período 2006-2009 fue, según la CEPAL, de unos 26.000 millones de dólares en Argentina. Colombia, en ese mismo período, recibió mas de 33.000 millones, Chile, casi 48.000 millones de dólares, México mas de 80.000 millones de dólares y Brasil, casi 124.00 millones.
La Argentina necesita inversión. La doméstica es escasa -apenas supera el 20% del PBI- y se comporta ella misma como extranjera o internacional por escasez de confianza. Debemos mejorar las noticias entregadas a los que pueden invertir en nuestras tierras.
En un trabajo publicado en febrero pasado por el G-15, titulado “A Survey of Foreign Direct Investments in G15 Countries”, se muestra cómo crecen las inversiones extranjeras en países disímiles como Brasil, India, Nigeria, México, Chile, Malasia, Egipto, Indonesia, Argelia, Sri Lanka, Senegal, o Kenya, entre otros. Ellos son hoy competidores en promoción de inversiones. Y también se hace referencia a los emisores a los que puede seducirse, entre los que se encuentran, además de los desarrollados (EEUU, UE, Canadá, etc), Brasil (según la publicación emitió inversión extranjera por 162 billones de dólares en 2008), Malasia (emitió inversiones por 67 billones en 2008¡, India (emitió inversiones por 61 billones en 2008), México (45 billones emitidos en 2008), China, Chile, etc.
Por otro lado, hoy la Argentina puede mostrar por su experiencia lo funcional de la existencia de inversiones extranjeras. En sectores como energía, agronegocios, automotriz y telecomunicaciones, Argentina exhibe importante presencia internacional. En nuestro país operan alrededor de 1.800 filiales de empresas multinacionales, mientras además se observa que unos dos tercios de las compañías mas grandes que hay en el país son internacionales operando entre nosotros, y esas operaciones en Argentina permiten algo más de 400.000 puestos de trabajo y facturan unos 120.000 millones de dólares al año en sus actividades en Argentina.
Sumemos a lo expuesto, ya en relación al comercio de salida, que existen unas 14.000 empresas exportadoras en nuestro país pero que de ellas son menos de 100 las que llegan a tener operaciones anuales que superan el centenar de millones de dólares, lo que evidencia que la gran mayoría de las empresas que se internacionalizan por el comercio son PyMes -principalmente medianas-, y por ende generadoras de valor y de empleo. A las que hay que sumar las cientos de importadoras que agregan valor a los insumos o bienes de capital que atraen.
Se estima que más de un millón de empleos se relacionan directamente con las exportaciones, a lo que hay que añadir todos los servicios que se prestan en la actividad doméstica llevada a cabo para que aquella tarea se efectúe. Se calcula que en la actividad financiera, el transporte, la energía, el aprovisionamiento de insumos y otros servicios hay al menos otros dos millones de empleos relacionados con los exportadores. A esto hay que sumar los trabajadores que se desempeñan en actividades alimentadas por importaciones (que podrían llegar a duplicar los números surgidos de la cuenta anterior). Estamos ante más de un tercio de la fuerza laboral argentina vinculada con el comercio internacional, además de una cantidad muy significativa de trabajadores que se desempeñan en actividades a cargo de empresas internacionales actuando en el país.
La Argentina necesita provocar una reacción favorable en actores globales para que se vuelva a posar la mirada sobre ella. La sustitución de la política de limites administrativos por previsibilidad y cumplimiento de reglamentos vigentes que permite el comercio fluido, las relaciones normales y sin sorpresas con países complementarios comercialmente, la evidencia de un interés de cumplir con compromisos intencionales de buena fe, la participación en mesas de negociación (como el G-20, el Mercosur o la OMC) con una mayor vocación de acuerdos, la implementación de políticas macroeconómicas y financieras mas previsibles que permitan una mejora en la oferta de crédito, la detención de la conflictividad que acorta previsibilidad y reduce ventajas competitivas, la puesta en marcha de una política antiinflacionaria que reduzca los cambios en precios relativos que afectan el calculo económico, la implementación de un sistema cambiario (tipo de cambio real) mas estable, la puesta en marcha de políticas fiscales mas austeras que faciliten regímenes tributarios menos agraviantes, la eliminación del presente estado de incertidumbres institucionales y en el marco normativo de referencia que afecta la acción de los actores económicos, son todos -entre otros posibles- ejemplos de escenarios que podrían ser rápidamente logrados para cambiar el ambiente, lo que permitiría a las empresas aprovechar un mundo cuya economía, en buena parte de su dimensión, se recupera.
Marcelo Elizondo
Director Ejecutivo
DNI – Desarrollo de Negocios Internacionales
Septiembre 2010