Mercosur ¿es realmente necesaria la modernización? – Ec. Eugenio Marí

0
90

La tensión dentro del Mercosur está en su punto más alto en varias décadas. El origen de esta situación es algo común en las relaciones internacionales: un país defiende el status quo, mientras que otro lo quiere cambiar. En este caso, Argentina es el país conservador que busca mantener las reglas de juego tal cual están, mientras que Brasil lidera el movimiento hacia una modernización y una mayor apertura del bloque.

Vale la pena preguntarnos, ¿es necesaria la modernización que pregona Brasil? Para responder esta pregunta nos tenemos que remontar al mismísimo Tratado de Asunción de 1991, donde se asentaron los consensos que permitieron crear el Mercosur. Allí podemos encontrar que Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay establecen un mercado común considerando que “la ampliación de las actuales dimensiones de sus mercados nacionales, a través de la integración, constituye una condición fundamental para acelerar sus procesos de desarrollo económico con justicia social”. En otras palabras, el Mercosur es un medio para promover el desarrollo económico, un fin común en la mayor parte de los Estados modernos.

Entonces, si nos remontamos a los principios del Tratado de Asunción, una vía para contestar si realmente es necesaria la modernización del Mercosur, es preguntarnos si hoy el bloque es un instrumento efectivo para la integración y la ampliación de los mercados.

Veamos algunas estadísticas. Argentina y Brasil están entre las 15 economías con menor comercio en relación con su PBI. Las exportaciones argentinas medidas en volumen se encuentran estancadas desde hace una década (excluyendo la caída aún más pronunciada de 2020). En nuestro país solo 9 mil empresas exportan cada año, apenas 1,5% del total de empresas registradas. Y de este número, solo el 20% lo hace de manera regular.

La integración interna del bloque tampoco es auspiciosa. El comercio intra-Mercosur representa 13% del total, muy lejos de los ratios de bloques más integrados como el USMCA (ex NAFTA), con 49%, o la UE con 64%. Además, es difícil encontrar sectores donde se hayan desarrollado genuinos encadenamientos productivos, más allá del automotriz, que paradójicamente está excluido del Mercosur.

El arancel externo común del bloque hoy está entre los más elevados del mundo (14%). Se compara con aranceles en el orden del 5% para los países de la Alianza del Pacífico (Perú incluso aplica un arancel promedio de 2%), de 4% en EEUU y la UE, de 3% en Japón y de 2% en Australia o Canadá.

Dados los elevados aranceles aplicados a la importación, no es casualidad entonces que el Mercosur carezca de una red importante de acuerdos comerciales que le permitan acceder a los mercados internacionales en condiciones preferenciales. Los tratados en vigor abarcan menos del 9% del mercado global. Esto se compara con una red de acuerdos que alcanza a más del 88% del mercado mundial en el caso de Chile (incluyendo Estados Unidos, la Unión Europea y China), 80% en el caso de Perú y 70% en el de Colombia. Esto implica que en estos mercados los exportadores del Mercosur tienen una desventaja competitiva respecto a los productores de la Alianza del Pacífico, que pueden vender con arancel 0%.

Estos datos nos muestran que, por lo menos en las últimas décadas, el Mercosur no ha podido implementar de manera dinámica políticas genuinas para profundizar la integración económica. No menos cierto es que esta falta de dinamismo también ha sido el reflejo de la falta de consenso e ímpetu de los Estados parte.

Sin embargo, hoy la situación parecería ser diferente. Una mayoría de países, Brasil con el apoyo de Paraguay y Uruguay, estarían ganando momentum para impulsar un verdadero cambio en el Mercosur. Los datos que vimos avalarían esta posición. Ante este escenario, Argentina aún se muestra ambivalente, oscilando entre la resistencia a la ruptura del status quo y el debate racional sobre “cómo” realizarlo. La Presidencia Pro Témpore de Brasil entre julio y diciembre próximos seguramente traiga novedades sobre este proceso.

Ec. Eugenio Marí

Mayo 2.021

Economista y Docente de Economía Internacional UCEMA. Colaborador Fundación Libertad y Progreso.