Entrevista al Lic. Ruben Oscar García, Presidente de la Camara de Importadores de la República Argentina

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La situación de los importadores en Argentina, en la actualidad, no parece ser la mejor. Así se deduce tras este diálogo con el Lic. Rubén Oscar García, presidente de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA), quien recibió a Mercojuris para hablar de las distintas problemáticas que enfrentan hoy en el sector.

 

– ¿Cuáles son los principales reclamos que reciben por parte de los socios?

– El principal reclamo es por las licencias, que no salen. Casi el 84% de lo que se importa va para la industria de la producción, pero si uno tiene que estar corriendo atrás de la zanahoria para que la logística se haga carne y saber cómo se embarca…yo no le puedo decir a mi proveedor del exterior que me espere hasta que salga la licencia porque el barco no está esperando en el puerto para salir. Hay toda una logística atrás. Encima, la demora es aleatoria. En casos en los que quizás no tendría que tardar tanto, puede tardar hasta 30 días.

 

– ¿Qué respuestas le dan ustedes?

– Les decimos que si intentan monitorear el comercio exterior, solo puede hacerse con expertos que entiendan los costos que acarrea tener mercadería en puerto. Yo embarqué porque necesito un insumo y no me lo dan…yo puedo necesitar un repuesto y tengo una máquina parada. Si el repuesto viene aéreo, los costos son mucho más elevados. En el puerto, hay dos opciones: una tarifa es la terminal, que es carísima; otra es un depósito fiscal, que es un poco menos caro; y luego la zona franca. No te queda nada más. También tenés que lidiar con las terminales por los turnos y eso te altera las tarifas.

 

– ¿Qué posible solución ve para estos problemas?

– Lo primero que hay que hacer es poner gente capaz en los lugares donde están las problemáticas. Esto no es para todos. Hay algunos directores que sí ponen énfasis en la tarea y tratan de solucionar los problemas, pero los problemas que solucionan son de coyuntura. Lo que hay que solucionar es el sistema. Eliminar toda la grasa y la parafernalia que hay respecto de la operativa. Se debe determinar bien la problemática en una mesa y trabajar sobre eso.

Los costos superan a la realidad y que un producto local sea más caro en la Argentina que en los países limítrofes demuestra que hay una carga impositiva insostenible para los distintos protagonistas: el productor, el importador, etc. Así, todos los caminos son inviables. Frenar la importación es difícil porque el dólar es muy atractivo para importar.

 

– ¿Cómo está la situación de la importación en el país? Fue un tema central con el cambio de gobierno.

– Me acuerdo el día que el ministro de economía habló conjuntamente con el presidente, en diciembre del 2015, y dijo que no iba a haber que pedir permiso ni para importar ni para exportar. Fueron las palabras textuales de Prat Gay, pero esa no es la realidad, porque hay que seguir pidiendo permiso para importar. Lo único que cambió con respecto al anterior gobierno son las caras. En la práctica, sigue imponiéndose la ley no escrita, porque no hay normativas que se publiquen en el boletín oficial y estén al alcance de todos. También es muy difícil comunicarse con las autoridades, porque no conseguimos respuesta. Mi visión es que quizás no comprenden la problemática, porque el eje de la cuestión está en los costos que generan, que se pueden solucionar.

 

– ¿Cómo impacta esto en la industria nacional?

– Si más del 80% de lo que se importa va a la industria y a la producción, evidentemente debe formar parte del costo industrial. Si yo le encarezco ese producto con todos los costos que mencionamos antes, obviamente que el industrial que lo utilice va a tener un costo más inflado. Cuando esto sucede, produce lo que produce: inflación. Lo único que nos separa de Chile es una cordillera y ellos importan los mismos productos que importamos nosotros. ¿Y por qué en Chile un televisor sale tanto más barato que acá? Los políticos tienen que trabajar sobre estos temas, pero tienen otras preocupaciones.

 

– ¿Qué opina sobre el régimen SIMI y qué diferencia ve con las DJAI?

– La DJAI, como instrumento, es muchísimo más rápido. En las DJAI había cero prohibiciones, se creó en 2012 con participación activa de la CIRA. Nos mostraron el proyecto para ver nuestra opinión y nosotros contestamos con algunas correcciones. Nos hicieron caso en unas sí y en otras, no tanto. Tenía

sus errores, como las tienen ahora las licencias no automáticas. También tiene algunas mejoras. Se puede girar plata al exterior sin tener la licencia no automática, a diferencia de antes, que había que tener la DJAI primero. Igualmente, todo instrumento es tan bueno como quien lo maneje. Pero si me preguntás cuál es mejor, yo me quedo con la DJAI.

 

– ¿Cómo cree que va impactar el Acuerdo de Facilitación de Comercio?

– Al Acuerdo entramos obligados, sin poder discutir ningún tema. Igual, en Argentina todavía sigue dando vueltas por los pasillos del Congreso. Nosotros este año vamos a hacer dos seminarios, uno en la UCA y otro en Córdoba, para traer expertos que nos cuenten sus vivencias en el mundo con respecto a esta temática. Vamos a darlo en streaming para que llegue a todo el país y generemos docencia y ámbitos de discusión. Así vamos a poder entender por qué otros países hacen las cosas mejor que nosotros y nosotros seguimos siendo un país emergente.

 

Martín Gordo

@martin_gordo