Comercio Internacional en América Latina – Lic. René Suástegui (desde México)

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Cuando hablamos de comercio internacional, sabemos que los referentes principales son Estados Unidos de América, la Unión Europea, Japón y China, esto es debido a factores como desarrollo industrial, niveles educativos, infraestructura, innovación, financiamiento, entre otros, pero ¿qué han hecho países como Corea del Sur y Vietnam para alcanzar niveles de desarrollo industrial y comercial tan buenos? 

 

¿Qué pasa en nuestra región? 

 

 

 

 

En general estamos sumidos en disputas políticas entre derechas e izquierdas y los planes y proyectos se ven truncados con cada cambio de gobierno, en pocas ocasiones se aprovecha lo trabajado por el gobierno anterior que si resulta útil; todo es “borrón y cuenta nueva”, a eso sumemos aquellos países que se encuentran sumidos en una pobreza extrema; así como algunos de nuestros países que son controlados por gobiernos poco democráticos, situaciones que dificultan el desarrollo de nuestros países. 

 

Los aspectos políticos afectan directamente el resto de los factores que inciden en el comercio internacional; los niveles educativos son muy bajos, con países con niveles de analfabetización altos; con cambios en planes y proyectos gubernamentales que solo duran entre cuatro y seis años, se dejan proyectos inclus o hasta son desechados por gobiernos entrantes con visiones nuevas, lo que hace que esos proyectos dejen de ser inversión y se convierten en gasto; lo anterior repercute en la estrategia de industrialización, pues al cambiar el enfoque estratégico del país, las prioridades son distintas y en ocasiones hasta opuestas y se tiene que comenzar de cero, por ejemplo, proyectos de desarrollo de zonas francas, fortalecimiento de industrias prioritarias (automotriz, metal mecánica, construcción, por citar algunas industrias). 

 

Otro punto clave que incide negativamente en el desarrollo de nuestro comercio internacional es sin dudas la infraestructura; puertos, aeropuertos, carreteras, instalaciones de las aduanas; dichos factores impactan al despacho aduanero al momento de poner los productos en las manos de los importadores o exportadores. 

 

 

También es importante mencionar los aspectos burocráticos de las operaciones de comercio internacional, ¿Cuántos de nuestros países operan a través de ventanillas únicas? ¿Cuántos de los trámites aduaneros están digitalizados? ¿Qué tan rápidos son los tiempos de atención de las autoridades aduaneras a esos trámites? 

 

Qué decir de la cultura de comercio internacional de nuestro sector industrial y comercial, ¿aprovechan las ventajas comerciales que ofrece su país? ¿Conocen que la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) dispone de facilidades comercial a través de Acuerdos de Alcance Parcial? Si su país cuenta con Tratados de Libre Comercio, ¿aprovechan las preferencias arancelarias de dichos tratados?, ¿qué tanta vinculación hay entre gobierno y las cámaras nacionales comerciales? ¿Conocen los esquemas de financiamiento que ofrece su banca de desarrollo? 

 

Como podemos ver, el panorama luce complejo; sin embargo, nuestra región tiene un gran potencial para crecer, en primera instancia, sin importar si hablamos de gobiernos de izquierda o derecha, el enfoque debe centrarse en el desarrollo del comercio, a través de proyectos productivos que se focalicen en el costo beneficio para la población, al final del día más allá de colores, lo que la población busca son tres factores básicos: seguridad, ingreso y certeza laboral. En este escenario si un gobierno dejó inconcluso un puente, una obra de mejora en una aduana, o la ampliación de una carretera, resulta más práctico concluir esa obra, si se puede hasta mejorarla; pues resulta más fácil, rápido y productivo completar esa obra, que abandonarla y empezar desde cero un nuevo proyecto; sin embargo, por cuestiones de ideología y posturas políticas se suele desechar un proyecto por haber sido planeado, programado y en proceso de desarrollo por un gobierno con una ideología distinta, me parece que debemos ser más prácticos al tomar esas decisiones. 

 

De acuerdo a la publicación Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe, 2023 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), se prevé que “en 2024 el comercio mundial de bienes recuperará en parte su dinamismo, con una expansión proyectada de su volumen del 3,3%. Tal recuperación, que está sujeta a una incertidumbre considerable, debería dar un nuevo impulso a las exportaciones de América Latina y el Caribe. Sin embargo, sigue pendiente el gran desafío de avanzar en la diversificación y agregación de conocimiento a las exportaciones regionales de bienes y servicios, con vistas a lograr una inserción más dinámica, resiliente y sostenible en el comercio mundial. En este sentido, serán fundamentales las políticas de desarrollo productivo bien diseñadas, así como una profundización de la integración económica regional, dado que el comercio intrarregional es intensivo en bienes manufacturados.” 

 

Al respecto, la región de América Latina tiene potencial para desarrollarse, para lo cual será importante aprovechar las oportunidades que brindan los desarrollos tecnológicos como la Inteligencia Artificial, así como aprovechar los recursos materiales y humanos de que disponemos, así por ejemplo, Sudamérica cuenta con yacimientos de minerales críticos como el litio, lo que posiciona a esa región como un potencial productor de baterías, muy importantes para la fabricación de vehículos eléctricos e híbridos enchufables; por su parte, México tiene el potencial para aprovechar la relocalización de operaciones (Nearshoring) de empresas norteamericanas que vean a México como un país para relocalizar sus fábricas, dado que se comparte una frontera y la legislación mexicana promueve programas relacionados con la industria maquiladora en el marco del Acuerdo comercial entre México, EUA y Canadá (T-MEC). 

 

Otro aspecto a considerar, tal como lo plantea la CEPAL, es la integración regional de nuestros países, como son: Mercosur, T-MEC, Comunidad Andina, Alianza del Pacífico, por citar al menos tres bloques de integración vigentes y que, en el marco de esa integración, se puede aprovechar el potencial de cada país que los integra, para generar ventajas competitivas, pues no podemos olvidar que países asiáticos como Singapur, Bangladesh, Indonesia o Vietnam resultan altamente competitivos. 

 

El citado documento de la CEPAL refiere que: “en el complejo contexto geopolítico actual, diversos analistas han planteado su preocupación por la posible fragmentación de la economía mundial en varios bloques conformados políticamente, lo que podría incluso redundar en una contracción del comercio mundial (OMC, 2022 y 2023c; Góes y Bekkers, 2022; Aiyar y otros, 2023; Campos y otros, 2023). Sin embargo, los escenarios de este tipo están sujetos a una gran incertidumbre. En el corto y mediano plazo, los esfuerzos de algunas de las principales economías mundiales por acortar sus cadenas de suministro deberían reflejarse, en el caso de los principales acuerdos regionales, en un aumento del peso del comercio dentro de la misma agrupación; es el caso del Tratado entre México, los Estados Unidos y el Canadá (T-MEC) en América del Norte, la Unión Europea y la Asociación Económica Integral Regional (RCEP) en Asia Oriental y Sudoriental. No obstante, hasta ahora no se observan mayores cambios en este sentido en los casos del T-MEC y la RCEP.” 

 

Adicionalmente, en materia de servicios, vale la pena destacar el desarrollo de infraestructura portuaria para crear centros logísticos, tal como lo vienen haciendo países como Chile y Perú, en el caso de México el desarrollo del corredor del Istmo de Tehuantepec, que conecta el Golfo de México con el océano Pacífico a través de una vía férrea; así como el desarrollo y mejora de zonas francas en países como Panamá, Colombia, Costa Rica o República Dominicana, solo por citar algunos ejemplos. 

 

Asimismo, al ser un continente tan grande y complejo, los socios comerciales de nuestros países se pueden regionalizar entre Estados Unidos de América, Unión Europea y China, tal como lo refiere la CEPAL, toda vez que “entre enero y agosto de 2023, los flujos comerciales de la región con sus principales socios extrarregionales muestran dinámicas similares, con una disminución tanto de las exportaciones como de las importaciones. Sin embargo, se observan diferencias cuando se analiza la evolución del comercio de cada país. En general, durante el primer semestre de 2023, México y Centroamérica mostraron un mayor dinamismo en su comercio con los Estados Unidos y la Unión Europea que América del Sur, que tiene una mayor vinculación con China y el resto de Asia”. 

 

Lo anterior es relevante, pues no podemos pensar en una estrategia integral para toda la región de América Latina que fomente las exportaciones, pues por la posición geográfica y/o vínculos políticos y económicos se tiene regionalizado el comercio, con clientes con gustos y preferencias distintas, sin olvidar la guerra comercial entre Estados Unidos y China. 

 

Aun cuando México y Centroamérica tienen un vínculo comercial muy estrecho con Estados Unidos de América, lo cierto es que China se erige como su segundo socio comercial más importante; es decir, la injerencia de las importaciones chinas en nuestra región es total, con una gama de productos que va desde, autos, telefonía celular, calzado, vestido, etc, pasando por productos de alta, media y baja calidad; sin embargo, al momento de que hablamos de exportaciones de América Latina en su conjunto hacia China, dicho país no importa en grandes volúmenes, lo que provoca un desequilibrio de la balanza comercial y pareciera no ser un comercio equitativo, la CEPAL refiere que: “entre los principales exportadores a China se destacan las mayores economías de América del Sur (especialmente la Argentina, el Brasil, Chile y el Perú). En algunos productos primarios también han adquirido una importancia creciente países de menor tamaño. En los últimos años, por ejemplo, el Ecuador y Panamá han recibido inversiones extranjeras en el sector minero, algunas de ellas de capitales chinos. De este modo, ambos países pasaron a ser exportadores netos de mineral de cobre6, y en el trienio 2020-2022 alcanzaron una participación conjunta del 5% en las exportaciones regionales de dicho producto a China. Por su parte, México y algunos países de Centroamérica (El Salvador, Guatemala y Panamá) y el Caribe (Cuba y la República Dominicana) tienen participaciones destacadas en algunos productos de mayor elaboración, como azúcar, ferroníquel y harina de pescado”. 

 

Por lo anteriormente expuesto, para los países de nuestra región se presenta un panorama complejo, pues ajeno a posturas políticas es evidente que el comercio internacional es el motor de desarrollo que permite mejores condiciones de vida para la población; en ese sentido, los planes y proyectos de desarrollo deberían enfocar sus esfuerzos en el fortalecimiento de la educación básica, especialización de nuestras universidades y mejoras en programas técnicos; el aprovechamiento de la tecnología, desarrollo de infraestructura, mejores condiciones de seguridad para la cadena logística, legislación aduanera que fomente el comercio con la implementación y/o mejora de operaciones digitales y el uso de ventanillas únicas; todo lo anterior, promoviendo los sectores industriales y de servicios en los que nuestros países se destaquen y resulten más competitivos en el ámbito internacional. 

 

 

 

 

Fuentes de información: 

 

Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe, 2023 (LC/PUB.2023/16-P/Rev.1), Santiago, 2023. 

 

https://www.imf.org/es/Blogs/Articles/2023/11/16/how-latin-america-can-use-trade-to-boost-growth 

 

https://www.cepal.org/es/publicaciones/68663-perspectivas-comercio-internacional-america-latina-caribe-2023-cambios