La desaceleración del crecimiento de la economía china y sus consecuencias para Argentina – Dr. Ec. Carlos Darío Dabus

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Introducción.

La república Popular China, gobernada por el Partido Comunista Chino desde 1949, es una República Socialista Unitaria Marxista-Leninista-Maoísta, pero en los hechos, actualmente funciona como un país que en lo económico es una economía de mercado con un sistema político autocrático. En este marco, el gobierno tiene marcada influencia en las decisiones de política económica, así como un manejo centralizado de parte de la actividad económica. A su vez, China constituye un caso claro de economía “exo-dirigida”, en particular con un fuerte sesgo a la producción de bienes exportables, lo que le ha permitido al país una exitosa inserción de su producción en el mercado mundial. Este éxito se debió fundamentalmente a dos factores. Por un lado, China cuenta con una dotación de mano de obra sumamente abundante, lo que permitió llevar a cabo la expansión de una industria asociada a un sistema de producción en serie a muy bajo costo, lo que facilitó la colocación de su producción en el mercado mundial. En segundo lugar, las reformas económicas aplicadas desde finales de la década del ´70, profundizadas en las décadas posteriores, dieron lugar a un marco jurídico e institucional claramente atractivo para la inversión extranjera, lo que dotó al país de los capitales necesarios para combinar con la abundante dotación de trabajo con la que contaba (y cuenta) el país.

En tal sentido, desde 1978 se implementaron reformas “pro-mercado”, las que consistieron en la descolectivización de la agricultura, y como se mencionó anteriormente la apertura de China a inversores extranjeros a través de la posibilidad de constitución de sociedades de capital Privado y la consecuente “Privatización de servicios”, como así también la apertura del régimen ruso desde la caída del muro. Las regiones del país más directamente beneficiadas por este cambio de política económica fueron las que se ubican en la región marítima del sudeste asiático, donde se desarrollaron las conocidas como Zonas Económicas Especiales, las que recibieron un fuerte ingreso de capitales e inversiones atraídos por los beneficios impositivos y los reducidos costos laborales con que contaron.

A partir de la puesta en marcha de la política aperturista, asimismo, impulsó fuertemente el comercio exterior, especialmente en el ámbito de las exportaciones. A su vez, el consumo, -posee la mayor tasa de crecimiento de consumo-, que hasta entonces había estado regulado y restringido aumentó considerablemente asimismo como consecuencia del abaratamiento de los productos. Es asimismo el segundo mayor importador a nivel mundial, lo que la ubica entre las economías con mayor coeficiente de apertura del mundo, es decir con una muy alta participación de las exportaciones y las importaciones en la producción.

En síntesis, la notable inserción de China en el comercio mundial, asociada a la competitividad en los precios de los productos y el impresionante aumento de consumo interno confluyeron en el crecimiento antes mencionado.

En términos de la evolución histórica de la economía del gigante asiático, es importante destacar que cuando Mao ascendió al poder en 1949, la economía China era mayormente de tipo agrícola, con un nivel de ingreso que ubicaba al país en el grupo de economías de ingreso “medio-bajo”, es decir con un nivel de vida que estaba lejos de asegurar la satisfacción económica de las necesidades básicas de amplios sectores de su población. En este marco, su nivel de alfabetización era bajo, y su economía tenía poco peso en el contexto internacional. Esto cambia con la llegada al poder de Deng Xiaoping cinco años después, momento en que se inicia un cambio rotundo de política económica, y en que China comienza el desarrollo de una economía de mercado, y posteriormente su tránsito hacia la modernidad y el progreso.

Tal lo mencionado precedentemente, con los cambios producidos a partir de 1978 el nuevo régimen logró que China pase de ser un país atrasado y principalmente rural a constituirse en un gigante industrial y tecnológico. De hecho, la economía tuvo un vertiginoso crecimiento durante los 40 últimos años a tasas que rondaron el 10% por varios años, valores nunca alcanzados por los países más avanzados. Esto le permitió convertirse al país convertirse en una potencia mundial que hoy compite por el predominio internacional con Estados Unidos de Norte América. En este sentido, esta dinámica le permitió al país a colocarse como el de mayor crecimiento económico en la historia mundial, y alcanzar un PBI aproximado de más de USD 18 billones, así como un PBI per cápita de más de USD 12.000 (para el año 2021) y una población de más de 1.400 millones de personas, lo que actualmente lo ubica en entre los grupos de países entre ingreso “medio-alto” y alto, según la clasificación del Banco Mundial.

Sin embargo, si bien, la República Popular China ha logrado mejorar notoriamente el nivel de vida de su población, y actualmente mantiene el impulso de su línea de producción industrial a gran escala, su dinámica de expansión en el comercio internacional, el nivel de inversiones locales como así también las crecientes inversiones en el extranjero, ha observado una desaceleración en el crecimiento de su economía.

Caída en las exportaciones y en el crecimiento económico.

El actual contexto internacional presenta indicios de fuertes cambios respecto a la tendencia observada en los últimos años. China, -actualmente la segunda economía del mundo-, enfrenta una situación que avizora un horizonte claramente más complejo respecto al notorio crecimiento logrado hasta ahora. De hecho, tras su reincorporación a la economía mundial en 1978, China se convirtió en el país con el mayor crecimiento de la historia. Tras las reformas económicas implementadas a partir de fines de los ´70, como la reforma agraria y la posterior apertura económica a la inversión extranjera, gracias a contar con

mano de obra abundante y un marco legal favorable para las inversiones, el país logró una fuerte industrialización exo-dirigida y un aumento de los ingresos que le permitió sacar a casi 800 millones de personas de la pobreza extrema. Pero en economía, como en los fenómenos sociales en general, nunca se sabe lo que puede pasar. En efecto, tras un largo periodo de crecimiento exitoso y de indicadores que permitían proyectar a China como un país que accedería al selecto grupo de países desarrollados en un horizonte de tiempo relativamente cercano, en tiempos recientes, después de terminar con la política de “Covid cero” a fines del año pasado, en lugar de retomar un sendero de crecimiento sostenido el país enfrenta una clara desaceleración económica. De venir creciendo a un espectacular 12% anual en 2007 (la mayor tasa de crecimiento registrada en la historia), en el segundo semestre de este año solo alcanzó un crecimiento interanual del 3%. Más aún, las exportaciones de Julio reportan una preocupante caída del 14% respecto al mismo mes del año anterior. Si consideramos que tanto China como los “Tigres Asiáticos” en general lograron crecer como consecuencia de su inserción en el comercio mundial, merced a una fuerte dinámica en sus exportaciones, estos datos ponen en dudas si China logrará recuperar el crecimiento de las últimas décadas.

¿Cuáles son los factores que explican la actual debilidad de la economía China?

A partir de la evidencia se podría argumentar que existen factores internos y externos que explican la desaceleración del crecimiento chino. Con relación a los últimos, la caída de sus exportaciones se explicaría básicamente por un menor crecimiento de la economía mundial, y en particular del mundo desarrollado (sus principales clientes). Esto surgió a raíz de la pandemia y posteriormente de la guerra de Ucrania, la que trajo asociado un fuerte incremento del costo de la energía y por tanto un shock de oferta negativo a nivel global, en cierto modo similar a las crisis del petróleo de la década del ´70 y un shock de oferta negativo dado por mayores costos de producción siempre implica un menor crecimiento o eventualmente una recesión, que impacta negativamente en la actividad y en las importaciones de los países afectados. Menores importaciones globales implican menores exportaciones de los países que han crecido a partir de sus exportaciones, en particular de China.

Por otro lado, no solo un mundo más adverso explicaría el escenario complejo que enfrenta el gigante asiático. Hay factores internos que están afectando negativamente a su economía. En primer lugar, el sistema político fuertemente centralizado y la inclinación a implementar un férreo control de las decisiones económicas por parte de la élite gobernante han afectado negativamente la confianza de las empresas y los consumidores, los que dudan sobre si el gobierno es capaz de reconocer y solucionar los serios desafíos económicos que enfrenta el país. Más aún, tanto inversores locales como extranjeros, como Goldman Sachs y JP Morgan, han “revisado a la baja” las proyecciones de crecimiento y dudan sobre la conveniencia de seguir invirtiendo en el país. A su vez, como consecuencia de un más pobre desempeño de la economía china, el

país está sufriendo un alto desempleo juvenil, un fenómeno que preocupa en términos de la estabilidad social del país.

Finalmente, a lo anterior se suma la quiebra de la mega corporación inmobiliaria “Evergrande”, cuyo patrimonio asciende aproximadamente a U$S 300.000 millones. La quiebra de una empresa multimillonaria de esta magnitud claramente preocupa por las repercusiones que tiene sobre todas las corporaciones a ellas ligadas. Digerir esta quiebra significará altos costos económicos y sociales, no solo para el sector inmobiliario, sino también para la economía en general.

Conclusiones

Para concluir, es importante recordar que China es nuestro principal destino de exportación. En tal sentido, desde hace más de dos décadas el comercio exterior argentino ha estado virando hacia el continente asiático y en particular al mercado chino. Por tanto, a menos que se encuentren de forma relativamente rápida nuevos clientes donde colocar nuestros productos exportables, Argentina se vería afectada por la crisis china. Este no es un pronóstico con validez de certeza, pero si una posibilidad. Por tanto, a fin de evitar los efectos adversos de los problemas que enfrenta China, a nivel local parece necesario implementar políticas que amplíen el conjunto de bienes y servicios exportables, así como nuestros destinos de exportación.

Dr. Ec. Carlos Dario Dabus

Septiembre 2.023