
Desde hace ya décadas los servicios han comenzado a ganar terreno en las exportaciones de varios países del mundo, no siendo una excepción en el caso de Argentina. Claramente, países con mayor desarrollo tecnológico lideran los principales puestos de exportadores, no obstante el caso argentino goza de una gran singularidad debido a que la exportación de servicios es el segundo complejo exportador (USD 17.122 millones, 2024) detrás del sojero (USD 19.624 millones, 2024). El fenómeno de los servicios está vinculado principalmente a los servicios basados en el conocimiento (SBC) como motor de crecimiento, encontrándose por detrás el transporte, turismo y educación. De este último, es sobre el cual se desarrollarán algunas ideas.
Es importante recordar que el concepto de exportación de servicios engloba distintas categorías de acuerdo a su prestación y dentro de cada una de ellas se encuentran las distintas actividades. Dicha clasificación surge del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios o AGCS (en inglés: General Agreement on Trade in Services o GATS). De acuerdo a éste, los servicios pueden ser clasificados en 4 categorías, a saber:
Consumos en el extranjero, en este caso el consumidor se traslada hasta el lugar donde se encuentra el proveedor del servicio, como por ejemplo sucede con turistas extranjeros durante sus vacaciones, viajes de negocios, etc.
Servicios transfronterizos: En este caso el servicios se presta desde el territorio del proveedor hacia el del consumidor sin existir desplazamiento de personas, por ejemplo exportación de software, consultorías profesionales, etc.
Presencia física de personas naturales: es el movimiento de personas de un territorio a otro para prestar un servicio, un ejemplo puede ser un profesional que viaja al exterior a brindar una conferencia.
Finalmente, la presencia comercial que supone la apertura de sucursales comerciales de una empresa en diversos países.
De esta clasificación, el modo que posee mayor participación en el comercio mundial es este último. No obstante, en el último tiempo los servicios transfronterizos han ganado terreno.
En lo que concierne a servicios educativos, los mismos se pueden encontrar en cualquiera de los 4 modos, esto es por ejemplo que estudiantes extranjeros vengan a la Argentina a completar estudios, que centros educativos ofrezcan cursos online a alumnos que se encuentran en otros países, profesores que se trasladan al exterior a brindar cursos o bien una institución educativa que posee una filial en otro país.
De acuerdo a información publicada por la Organización Mundial de Comercio, la exportación de servicios educativos (concentrándose en educación superior) es una de las que más ha crecido en los últimos años en todas las categorías antes mencionadas. No obstante, es uno de los sectores donde menor cantidad de compromisos y avances se han realizado por parte de los países miembros de la OMC, siendo el de presencia comercial, el modo de servicios que reviste mayor complejidad en cuanto a las normas de comercio libre y justo promovidas en el GATS. Dicho de otro modo, los pocos avances que tuvieron lugar en esta temática se deben en gran parte a cambios que han llevado países en sus legislaciones internas, reformas de financiación pública y la evolución de la tecnología de la información que de una manera u otra han logrado mejorar las condiciones de acceso a los mercados para la educación. De hecho, también se han logrado ciertos avances de la mano de acuerdos regionales comerciales donde se han tratado los servicios vinculados a la educación.
Sin perjuicio de lo mencionado hasta aquí, resulta imprescindible que Argentina avance sobre estas temáticas debido a que por un lado mejorarían las oportunidades de muchos oferentes de estos servicios, aportando mayor transparencia y mejorando los flujos operativos. Desde un punto de vista descriptivo, el sector de servicios educativos de nivel superior en nuestro país está compuesto por la educación formal, incluyendo a universidades, centros de formación e instituciones de educación superior no universitaria, los cuales en todos los casos expiden títulos oficiales respaldados por el Estado. Por otro lado, la educación no formal donde además de existir las instituciones antes mencionadas encontramos a otros centros que ofrecen capacitaciones, cursos, especializaciones, talleres y seminarios que no están respaldados por títulos oficiales pero cuya validez es sostenida por la trayectoria y el tenor académico de las instituciones que las dictan. Lo comentado anteriormente es entonces la oferta exportable que tiene nuestro país aplicable en cualquiera de los modos ya mencionados.
En lo que concierne a educación formal, si bien recientemente se dieron diversos debates sobre el factor extranjería y la gratuidad ofrecida por parte del sistema educativo, el análisis del mercado en su totalidad ofrece mayor cantidad de oportunidades que amenazas.
En este sentido, desde el año 2015 la matrícula extranjera se ha incrementado en Argentina, de hecho de acuerdo a datos del 2021 aumentó en un 103%, totalizando alrededor de un 4,3% de la matrícula total. El crecimiento se explica por una combinación de factores como ser el bajo costo en el nivel de vida, la buena calidad de la educación y la oferta cultural y de infraestructura que ofrece la ciudad de Buenos Aires. En consecuencia, Argentina es el principal receptor de estudiantes en la región pero también el que registra la menor cantidad de alumnos que se capacitan en el exterior.
Con respecto a las estadísticas de participación extranjera en la currícula nacional, los índices más altos se registran por parte de las universidades privadas, exceptuando el caso de la Universidad de Buenos Aires, que dependiendo de la carrera puede presentar cifras similares. Resulta también interesante destacar que la mayoría de los estudiantes provienen de latinoamérica incluyendo Colombia, Ecuador, Bolivia, Brasil y Chile. Vale aclarar que estas estadísticas se refieren sólo a una modalidad de exportación que es la de consumo en el exterior, sin hallar datos concretos sobre la exportación de servicios a través de plataformas virtuales. Si bien Argentina lidera el ranking en cuanto a recepción de estudiantes extranjeros, se encuentra muy por detrás de países como por ejemplo Estados Unidos, Australia o Canadá y en números levemente inferiores que Italia o España.
Por su parte la educación no formal también ha dado pasos más que interesantes en materia de exportación de servicios, por sobre todo en lo que concierne a consumos en el exterior, gracias al avance de la educación a distancia durante el aislamiento preventivo en pandemia.
Al respecto, la Cámara Argentina para la Formación Profesional y la Capacitación Laboral elabora encuestas anuales donde expone que si bien a la mayoría le interesa abordar el mercado internacional, poco menos del 60% todavía no realizó ninguna acción concreta, ya sea por falta de información o dificultad desde un punto de vista operativo con los cobros y pagos del exterior. Por su parte, de las instituciones que se encuentran exportando servicios los principales mercados son América Latina (27%), Europa (7,9%) y Estados Unidos (5%). Del número de empresas que venden cursos en el exterior poco más del 8% manifestaron que el 50% de sus ingresos proviene del exterior.
Por otro lado, al momento de exponer los principales escollos para poder exportar casi el 27% de los encuestados manifestó que los métodos de pago son el principal problema, seguido de los gastos en promover su oferta exportable; en menor medida se advierten las barreras legales y las culturales. Asimismo el 90% manifiesta que no recibió ningún tipo de apoyo para realizar la exportación de servicios o participó de eventos internacionales de promoción comercial. Con relación a los métodos de pago, varios exponen la existencia de obstáculos burocráticos y cierta desinformación a la hora de trabajar con los mismos. En el caso de exportación de servicios educativos, Paypal y Western Union son los más utilizados, ganando terreno las criptomonedas.
En definitiva, la exportación de servicios educativos es una gran oportunidad tanto para el sector público como privado, ya que universidades, institutos y demás centros educativos, en su mayoría PyMES, tienen la posibilidad de reducir sus riesgos al diversificar sus mercados, incrementando sus ingresos, ya que de alguna manera aumenta el número de demandantes. Por su parte, para el país es sumamente beneficioso ya que desde el punto de vista tradicional se generan divisas y se logra diversificar la oferta exportable y los mercados. Asimismo, alienta el intercambio cultural pues se difunde la cultura local, se comparten conocimientos y avances tecnológicos como a su vez se promueven nuevas ideas y espacios para el desarrollo intelectual.
Como conclusión, el desarrollo de exportaciones de servicios y por sobre todo el del sector educativo presenta un abanico de posibilidades positivas para las empresas si nos centramos en la calidad de recursos humanos locales y demás factores como calidad de vida e infraestructura . Asimismo hay retos que se deben sortear como por ejemplo aspectos legales y técnicos vinculados con los procesos de exportación. Sobre este punto sería deseable contar con mayor capacitación y políticas que faciliten la operativa.
Mgter. Daiana Gomez





