Oportunidad única para combustibles alternativos y reducción de emisiones en industria naval – Dra. Verónica Sonia Iesu
Ya no hay vuelta atrás con la demanda social de medios de transporte que respeten el medio ambiente. En tal sentido, la industria naval debe practicar una gestión sostenible, es decir, encontrar soluciones que concilien economía, desarrollo social y respeto al entorno, preservando y mejorando la calidad del aire. En este contexto, la fijación de límites actuales y futuros de emisiones para la industria del transporte marítimo, especialmente las de azufre, implica que las navieras tendrán que tomar una decisión -como de hecho ya lo están haciendo -con el fin de cumplir con los nuevos requerimientos.
En lo que respecta a las restricciones internacionales, la Enmienda al Anexo VI de la MARPOL (Convención sobre la Prevención de la Contaminación por Buques), adoptada el 10/10/2008 y entrada en vigor el 1/7/2010, establece las así denominadas Zonas ECA (Emission Control Area): Zona del Mar Báltico, Zona del Mar del Norte, Zona de Norteamérica y Zona del Mar Caribe de los EE UU. Dicha normativa establece que en dichas zonas los buques deben navegar con un contenido de azufre reducido o filtrar sus emisiones de manera significativa. Consecuentemente, no pueden navegar con un combustible que emita más de un 10% de azufre a la atmósfera.
Por otro lado, la Regulación IMO 2020, creada por la Organización Marítima Internacional con el objetivo de reducir la contaminación, proteger la salud pública y cuidar el medio ambiente, limita el contenido de azufre en los combustibles para el transporte marítimo, pasando de un 3,5% en aguas internacionales, al 0,5% a partir del 1/1/2020. De esta forma, la IMO garantizará que el transporte marítimo siga siendo el medio de transporte más eficiente en emisiones de carbono.
Existen actualmente tres posibilidades para cumplir con la normativa IMO. En primer lugar, el uso de depuradores llamados «scrubbers». Consiste en una tecnología de limpieza de emisiones para eliminar los contaminantes de los gases de escape. De todas formas, y como contrapartida, el proceso de instalación de los depuradores es limitado y costoso, comportando un aumento de los costos operativos. En segundo lugar, se contempla el cambio a un combustible con bajo contenido de azufre (VLSF = Very Low Shulpur.). Sin embargo, el costo, disponibilidad y especificaciones de un nuevo combustible para uso en motores marinos son inciertos. Asimismo, la industria petrolera necesitaría adaptar las refinerías y cadenas de suministro con probable traspaso de estos costos al mercado. Como tercera solución, la industria marítima considera la introducción del Gas Natural Licuado (GNL) como combustible buque, y que resulta ser la solución técnicamente y económicamente más viable, respondiendo a los objetivos de las distintas políticas relativas a la mejora de la calidad del aire, la energía y la economía competitiva con baja intensidad de carbono.
Por otro lado, los buques con propulsión a GNL se adaptan al perfil de «buques verdes», reduciendo el CO2 en un 25% y eliminando otro tipo de emisiones perjudiciales para la salud. Es el combustible más limpio que cualquier otro combustible fósil.
Existen en la actualidad numerosos buques que operan con GNL, puertos equipados y que se equipan de estaciones de toma de este combustible.
Es por ello que, ya sea por razones ambientales – como así también- por perspectivas económicas favorables en términos de reserva y producción – es usado en muchas zonas del mundo: Europa, América del Norte, Asia y Australia. En lo que respecta a la Unión Europea, la Comisión Europea decidió adaptar su legislación sobre las normas de la O.M.I. respecto del contenido de azufre de los combustibles. Tal es así que el 27/11/2012 se publica la Directiva 2012/33/UE, cuyo objetivo es centrarse en la mejora de la calidad del aire y la salud pública en paralelo con el desarrollo de la industria naval.
En Europa surgió hace algunos años el así denominado “Proyecto Costa” el cual reúne a países como Italia, España, Grecia, Portugal junto otros socios privados, tales como la sociedad de clasificación italiana R.I.N.A., el Gruppo Grimaldi, la sociedad Grandi Navi Veloci y los Puertos de Azores y Madeira. Dicho proyecto tiene como objetivo preparar el despliegue del GNL en el Mediterráneo, el Atlántico y el Mar Negro y, por ende, disminuir los gases de efecto invernadero, especialmente las de SOx y NOx. Tal es así que a corto y medio plazo se fijó un límite de azufre en los combustibles del 0,5%, mientras a largo plazo se estableció un límite del 0,1%.
Como se podrá observar, la industria marítima a nivel mundial, está afrontando grandes cambios y la llamada IMO 2020 es la primera de una serie de medidas de la O.M.I. para reducir la contaminación del mar.
En esta tendencia, Argentina tiene la oportunidad de convertirse en un referente regional en uso de combustibles alternativos y reducción de emisiones contaminantes.
Asimismo, y con similar importancia, nuestro país podría ser el hub logístico captador de tráficos de aprovisionamiento de GNL.
Para ello resulta de vital importancia establecer la coherencia entre las diferentes políticas relacionadas al transporte, la energía y el medio ambiente. Debemos comprometernos a brindar a nuestra industria naval las posibilidades de una transición exitosa hacia buques de energía limpia y eficiente apuntando a un crecimiento sostenible, una economía más competitiva y que haga un uso eficaz de sus recursos.
Lo que llevará a la Argentina a prosperar en un mundo con pocas emisiones de carbono y recursos limitados e impedirá la degradación del medio ambiente, la pérdida de la biodiversidad y un uso no sostenible de sus recursos.
Dra. Verónica Sonia Iesu
Abogada ítalo-argentina, especialista en Comercio Exterior
E-mail: veronicaiesu@mercuriaunione.com
Septiembre 2.020