Sostenibilidad ambiental en el Transporte Marítimo, en el marco de la celebración del día internacional del Medio Ambiente – Dra. María Grazia Blanco (desde Venezuela)

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Introducción:

En el marco de la celebración del día Internacional del Medio Ambiente (5 de junio de 2024, hemos querido revisar para ustedes, la Sostenibilidad Ambiental.

Creemos valioso este espacio y la oportunidad para seguir puntualizando y resaltando algunos aspectos que nos deben seguir inspirando para continuar en la lucha por los objetivos en pro del futuro. Sabemos que estudiar y discutir   temas relacionados con el medio ambiente, es la forma correcta  para iniciar desde la academia,  un camino  hacia una  conciencia y eficiencia en nuestras acciones, con miras a ser responsables  con el medio ambiente, los  recursos naturales y los  ecosistemas.

Hace unos días escuchábamos una entrevista que le hizo el Banco Santander de España al profesor Carlos Mataix, donde aseveraba: “Debemos perimetrar este concepto y perderle el miedo, entendiendo que es una simple palabra arrojadiza, a quien le hemos dado mucha responsabilidad”.

Efectivamente, estamos en una Era donde se habla al unisonó de Sostenibilidad Ambiental, digitalización y descarbonización. Estos principios rectores están condicionando nuestra existencia en la búsqueda de un futuro posible para todos. Pero hablar de sostenibilidad ambiental, implica de forma razonable y responsable,  conocer cuáles son los hechos o acontecimientos que se han venido registrando en el tiempo y que han dado lugar a su existencia. Porque como decía Mataix: “Vivimos en un planeta físicamente finito por lo que el uso de sus recursos no puede ser infinito. Como especie humana debemos trabajar por un futuro pensando en los límites”.

Antecedentes:

En el siglo XIX se detectó un fenómeno denominado el calentamiento global, siendo este una consecuencia del modelo productivo adoptado a partir de la Primera Revolución Industrial. Desde este proceso indiscutible en la historia, se comenzaron  a  observar sus efectos directos y negativos:  – el aumento de los gases de efecto invernadero y  – la subida de la temperatura global. Partiendo de los datos de la NASA, esta última, ha venido incrementándose en más de un grado, por lo que es imperativo detener.  Por eso en los años 60 y 70 se comenzó hablar de cambios en los sistemas o modelos productivos y de consumo.

Dentro del escenario, se fueron agregando otros factores, que han agravado la situación; nos referimos a la globalización, el crecimiento poblacional y el desarrollo exponencial en la actividad productiva.

Como corolario de los diferentes llamados de atención o encendido de alarmas a nivel mundial, diferentes organizaciones y gobiernos se han sumado a las acciones de emergencia, tomando en cuenta, que nos acercamos a un punto de  no retorno, advirtiendo que  el peligro  es real y supone un aumento de la temperatura para el planeta.

Por esta razón, si queremos contribuir a la sostenibilidad ambiental, debemos entender su significado, su problemática y las acciones  que a nivel individual, profesional y colectivo debemos impulsar.  Y en aras de conocer de este vocablo tan actual y desafiante, vamos a revisar su definición bajo el Diccionario Panhispánico del Español Jurídico: la sostenibilidad ambiental es el “principio de gobierno de la utilización de los recursos naturales que permita satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades”.

Este término sostenibilidad apareció por primera vez en 1987 en el “Informe Brundtland”.  Denominado así, en honor a Gro Harlem Brundtland, ex Primera Ministra noruega que lideró una Comisión encargada de investigar, estudiar y buscar soluciones ante el impacto cada vez mayor que se estaba viendo en el medio ambiente. A través de su histórico informe, destacó el desarrollo sostenible y al cambio climático con la finalidad de que se convirtieran en temas importantes en las  agendas políticas mundiales. Este trabajo es conocido como “Nuestro Futuro Común”, y fue elaborado por varios países miembros de la ONU.

Gracias a los esfuerzos, concebimos el concepto de sostenibilidad ambiental como el equilibrio que se genera en una relación armónica entre el ser humano y la naturaleza. Tal y como afirma la Fundación Wiese, “implica promover el desarrollo económico y alcanzarlo, pero sin amenazar, ni degradar el ambiente, es decir, el impacto en el ambiente debe ser mínimo”.

La problemática del cambio climático tiene largos lustros, muchos de ellos con pocas glorias, pero fue en los años setenta del siglo XX cuando se desplego un importante movimiento  activista sobre la materia ambiental,  y  como resultante,  los organismos internacionales empezaron a involucrarse de manera pro activa con este asunto.

En este sentido, merece ser reseñado la Conferencia sobre Medio Ambiente, celebrada en 1972 en Estocolmo, Suecia, evento en el que se firmó el primer acuerdo de gran trascendencia internacional.  Este fue el comienzo para que se establecieran significativos pactos y conferencias que sentaron las bases de los objetivos actuales para hacer frente a la crisis climática.

Igualmente, debemos subrayar,  que en  la década de los ’90, gracias a las negociaciones y esfuerzos de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio climático (CMNUCC), se conquistaron  tres importantes eventos : la Conferencia de Naciones Unidas en Río de Janeiro (Brasil) en 1992, donde se adoptó la famosa «Agenda 21» como un programa de acción multilateral para el desarrollo sostenible, el cual entró en vigencia en 2004. En segundo lugar, la Primer Conferencia de las Partes o COP1, que se llevó a cabo en Berlín en 1995. Donde a partir de este momento, todos los Estados miembros, participan anualmente comprometiéndose a poner en práctica nuevos desafíos mundiales en materia climática. Y por último en 1997 se logró avanzar con las negociaciones y se creó el Protocolo de Kyoto, donde se firmó un acuerdo vinculante para los países signatarios, se obliguen a reducir los gases de efecto invernadero (GEI).

Por otro lado, bajo la óptica de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe – CEPAL, la sostenibilidad ambiental no solo se relaciona con temas ambientales, sino también  refleja “un complejo equilibrio entre distintas perspectivas sobre la relación entre medio ambiente y desarrollo económico y social”. De este modo, cuenta con tres pilares o dimensiones: el económico, el social y el ambiental.

Para lograr la ansiada sostenibilidad ambiental, se requiere por lo tanto,  del compromiso y trabajo de los gobiernos, de las empresas, organizaciones pero también del individuo de a pie.  Esta demostrado que con el esfuerzo y colaboración de todos, se lograran los  propósitos instituidos  de aquí al 2030. El compromiso colectivo, es clave para una  transformación de los proyectos o sistemas de desarrollo productivo, sin olvidar la importancia de los elementos involucrados en la ecuación como son:  el aspecto  social, económico y ambiental.

Desde el 2015 hemos estado hablando de programas de sostenibilidad, configurándose como un éxito mundial el hecho, que 193 países de la Organización de las Naciones Unidas acordaron los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con los que se pretende construir un mundo más igualitario y justo.  Así como, detener el avance del cambio climático para el año 2030. Estamos convencidos que los desafíos son multifactoriales,  pero con los ODS se pretende alcanzar el desarrollo económico y social con miras a abrazar el futuro, en un marco de sostenibilidad ambiental.

El resultado de este trabajo continuado o incesante en el tiempo, ha llevado a redireccionar los cuadernos de trabajo y por ende las estrategias  a nivel global, ya que todos o la mayoría  apuntan a un mismo derrotero. Por lo que es pertinente evaluar los negocios, el comercio o las economías mundiales, sin dejar a un lado a los  ciudadanos, quienes dentro de la evolución del problema,  han venido observando cambios en su forma de satisfacer sus necesidades  o  de consumir, así como,  en su forma de vivir y comunicarse, teniendo como orientación la responsabilidad  con el medio ambiente.

Como una primera conclusión, con el «Acuerdo de París» de 2015, se logró el primer esfuerzo franco y verdadero, a nivel integral para combatir el cambio climático e impulsar medidas e inversiones para un futuro bajo en emisiones de carbono, resiliente y sostenible. Dentro de los trabajos consultados, ha quedado reafirmado, que el compromiso de las naciones en una causa común, evidencia  las responsabilidades históricas, presentes y futuras.  El recto principal de  este acuerdo universal , se puede resumir en una lucha por mantener el aumento de la temperatura en este siglo muy por debajo de los 2 grados centígrados, tomando en cuenta que si la  Tierra se calienta más, el daño al planeta puede ser irreversible.

Otro informe que debe ser advertido en esta oportunidad, es el de la Comisión de Negocios y Desarrollo Sostenible, el cual reveló que los modelos de negocios relacionados con los ODS podrían abrir oportunidades económicas por un valor de hasta 12 billones de dólares y aumentar el empleo en hasta 380 millones de puestos de trabajo para 2030. Tomando en cuenta estas cifras se requiere en esta transición verde de estrategias   y donde prevalecen:

  • Economizar el uso de energía y comenzar a utilizar sus alternativas renovables: revisar la infraestructura de los espacios y el aprovechamiento de los flujos energéticos existentes e implementar otros tipos de fuentes no basadas en los combustibles fósiles.
  • Aprovechamiento de recursos de cercanía: comprar a proveedores locales supone un ahorro de energía en el transporte, a la vez que fomenta el desarrollo de las comunidades donde se encuentran localizadas las empresas.
  • Principios de economía circular: tender hacia la eliminación de los residuos no solo es un modelo más natural, sino también más sostenible. Supone una reducción en la extracción desmedida de los recursos naturales y en la contaminación ambiental.
  • Gestión ecológica del transporte: es importante que los directivos de las empresas comiencen a fomentar prácticas sostenibles de traslado, implementando diferentes políticas con su personal, para que todos sean parte de la transformación. Por ejemplo, motivar a los empleados al desplazamiento en bicicleta, a compartir vehículo o a utilizar el transporte público.

Actualidad:

De reciente data, también podemos encuadrar dentro de las victorias obtenidas, la celebración de  la Cumbre del Clima, celebrada en Glasgow a finales de 2021, donde se actualizaron los compromisos para aproximarse a lo pactado en el Acuerdo de París (2015).

Las naciones participantes, asumieron la necesidad de reducir las emisiones de CO₂  en un 45% para 2030. Siempre basado en una gestión consciente de los recursos naturales, porque ha quedado evidenciado, que no solo debemos trabajar en función del abastecimiento sino en función de garantizar la calidad de vida en el planeta. Por eso, reconocemos que se han consolidado esfuerzos y voluntades forjando un camino hacia  la transición verde, conscientes que es una urgencia mundial.

Y tratando de sintetizar el trabajo inequívoco y unificado que hemos estado examinando en esta ocasión, a los fines que el lector pueda constatar las acciones voluntarias y por demás inaplazables, debemos apoyar en cualquier escenario, que para conseguir  los objetivos que se entrelazan en esta batalla por abrazar el futuro, se requiere de forma imperativa la cooperación mundial, programas de desarrollo humano y políticas públicas sostenibles, que permitan además ayudar a los países con altos niveles de vulnerabilidad a desarrollarse  económicamente y lograr mayor adaptación y mitigación frente a este fenómeno del clima.

Para el alcance eficaz de las aspiraciones, se ha venido conformando un movimiento para adoptar dentro del régimen normativo internacional  la protección del medio ambiente,  mediante disposiciones o  acuerdos vinculantes con normas de “soft law” (derecho blando o flexible). Por lo que se espera bajo instrumentos  no formales, desde el punto de vista de su  obligatoriedad, lograr  la voluntad de la comunidad internacional para afrontar el cambio climático.  Ciertamente, un ejemplo de esto es el Acuerdo de Paris, resultante de una práctica común entre los Estados.

Si revisamos el devenir histórico de la sostenibilidad, desde sus inicios, observamos el aporte de los movimientos ambientalistas,  la incorporación de la ciudadanía mediante una positiva toma de  conciencia y por supuesto,  no podemos desmerecer,   el trabajo de los Gobiernos que se reflejan  en los documentos,   informes  o acuerdo resultantes de las Cumbres y Conferencias Internacionales.

El sector de transporte marítimo y la sostenibilidad ambiental

Tratando de revisar el sector del transporte marítimo, debemos comenzar afirmando que transporte mundial está compuesto por aerolíneas, ferrocarriles, vehículos terrestres y el marítimo. Siendo este último, el más  responsable con aproximadamente al 25% de las emisiones de CO2 del mundo. Los buques tienen emisiones mínimas en comparación con los volúmenes de carga que mueven, representando solo el 2,7% del total de emisiones globales de CO2.

Pero la industria marítima, se encuentra enfocada en explorar nuevas opciones, basadas en el compromiso energético, tratando de mejorar así,   su desempeño ambiental o ecológico. Frente a este deber, no debemos olvidar que el transporte marítimo se espera que crezca significativamente en las próximas décadas. Por lo que ya se comenzó a trabajar en el desarrollo de combustibles sostenibles, el uso de sistemas de propulsión alternativos y el apoyo a la construcción y operación de parques eólicos marinos, por lo que pudiéramos  confirmar como se ha venido expresando, que  el sector marítimo está liderando la transición energética.

En la actualidad encontramos en la industria marítima, el gas natural licuado (GNL) como  un combustible fósil alternativo, tomando en cuenta que puede reducir las emisiones del ciclo de vida de los GEI hasta en un 21%, porque contiene  niveles más bajos de carbono que el fuel tradicional. Por lo que la estadística señala que representa el 24% de la cartera de pedidos global.

Otro combustible que esta en el mercado es el LPG o gas licuado de petróleo, el cual se ha convertido, en una parte indispensable del suministro de carburante al tratarse de una alternativa económica y ecológica a la gasolina convencional. Es fácil de manipular y almacenar. Si bien los niveles actuales de producción son insuficientes para su uso en toda la flota mundial,  se piensa que será parte de un mayor impulso hacia la descarbonización.

Ahora dentro de los combustibles limpios, estamos hablando  del metanol y el etanol  que tienen un perfil similar al gas licuado de petróleo, con la condición adicional de que los buques que utilizan estos combustibles deben diseñarse y operarse cuidadosamente, dada la naturaleza inflamable de los gases.

Hay que admitir que dentro de los posibles combustibles verdes, se están evaluando también los biocombustibles, incluidos el biogás líquido y el gas natural sintético, como  opciones de combustibles neutros en carbono que se están desarrollando y probando dentro de la industria marítima. ​​

Tratando de resumir, debemos aclarar que todos los combustibles resultan más o menos atractivos, en esta fase de exploración o prueba, dependiendo de sus ventajas y desventajas dentro de la competitividad y logística del comercio y transporte marítimo; por lo que nos queda, un océano por navegar hasta garantizar la producción en masa sostenible y asequible de estos combustibles. De forma categórica, debemos expresar   que estaremos girando en torno a carburantes limpios como el hidrógeno, metanol y el amoníaco.  Por cuanto producen cero emisiones de GEI cuando se obtienen de fuentes renovables y son soluciones alternativas tanto para motores de combustión interna como para pilas de combustible.

Durante más de 200 años, el sector marítimo ha sido testigo de la introducción de nuevas tecnologías, tales como el cambio de vela a vapor, del carbón a los hidrocarburos, de los hidrocarburos a  los combustibles con bajas emisiones de gases de efecto invernadero, así que la evolución esta comprobada hasta el momento. Por lo que los inversionistas se centran en los sistemas de propulsión cero-carbono  que aun cuando no se encuentran disponibles,  se están trabajando   y por eso se habla  de introducción de la innovación “en fase”, de aquí al 2050”.

  • La primera ola “debe inevitablemente incluir la producción de motores diésel
  • La segunda ola involucra el desarrollo de sistemas de propulsión híbridos con gas y, finalmente,
  • La tercera ola probablemente involucrará naves completamente eléctricas con células de energía y baterías”.

Debiendo aclarar que los sistemas de propulsión cero-carbono,  están actualmente en estado de diseño, con claros problemas de escalabilidad.

Conclusión:

 Si queremos vencer los desafíos del siglo XXI tendremos que trabajar por la educación, transformándola y haciéndola compatible con los objetivos de este futuro que ya está entre nosotros y con la agenda 2030,

Es urgente concientizar sobre los cambios que ya se anuncian,  las energías renovables marinas tomando en cuenta la  descarbonización, los nuevos prototipos de navegación, las nuevas herramientas tecnológicas y por supuesto la correcta formación de los Smart People.

Enfocándonos, en los ODS se ha promovido el estudio, la investigación en función de lograr las alternativas del futuro, desarrollándose un trabajo que motorice la conquista de los combustibles limpios energéticamente hablando.

Ciertamente, dentro de la ecuación de la seguridad marítima y una navegación marítima responsable con el medio ambiente, hemos incluido de forma asertiva el factor humano, por lo que es imperativo atender su formación, su titulación, sus condiciones laborales, así como su salud integral. Por lo que hay dos aspectos que se unen y se consolidad en estos tiempos,  la adecuada formación y  la atención  de la salud física y mental  de nuestra gente de mar.

Creemos que es prioritario crear conciencia mediante la educación y formación de las nuevas generaciones con la finalidad de que puedan en el futuro ser más responsables con el medio ambiente. De lo contrario, los esfuerzos serán en vano, ya que necesitamos ciudadanos comprometidos con la protección de la naturaleza. En esta medida, los ODS comenzaran a tener vigencia en el tiempo y a mostrar sus resultados.

Este articulo pretende de forma muy breve amplificar la importancia de los trabajos y acciones que se han venido ejecutado en el tiempo en función de la sostenibilidad ambiental , esperando que surjan  palancas de transformación  e inversiones  que motoricen o dinamicen los objetivos de la agenda 2030.

Bibliografía:

https://equilibriumglobal.com/sobre-la-historia-de-la-sostenibilidad-ambiental/

¿Qué es la sostenibilidad ambiental y cómo impacta en nuestras vidas?

https://www.cepal.org/es/temas/desarrollo-sostenible/acerca-desarrollo-sostenibleCO₂  en un 45%.

https://blog.santanderx.com/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible.html

https://www.ey.com/es_gt/assurance/why-sustainable-development-goals-should-be-in-your-business-plan.

Mexican Hydrogen, Storage & Sustainable Mobility Association (AMH2) Center on Energy & Sustainability (CES)

https://www.bureauveritas.es/magazine/un-transporte-maritimo-sostenible-para-un-planeta-sostenible-

María Grazia Blanco, Los Objetivos de Desarrollo Sostenible  y el Mundo Marítimo. Libro del IIDM- Rama Venezolana.2024.

María Grazia Blanco, Los ODS y la Educación Marítima. 2024

Dra. María Grazia Blanco

Mayo 2.024

Abogado egresado de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Central de Venezuela y postgraduada en Derecho Marítimo y Negocio Naviero en la en la Escuela de Estudios Superiores de la Marina Mercante y la Universidad Nacional Experimental Marítima del Caribe, respectivamente. Socio fundador de la firma Bolinaga & Blanco Asesoría Marítima y Mercantil, C.A. Profesora en la Universidad Marítima del Caribe y la Universidad Central de Venezuela, en las cátedras de Seguro Marítimo y Riesgo de la Navegación respectivamente. Miembro titular del Instituto Iberoamericano de Derecho Marítimo, exvicepresidente de la rama venezolana del Instituto Iberoamericano de Derecho Marítimo. Miembro titular de la Asociación Venezolana de Derecho Marítimo y ex directora de Legislación. Miembro titular del Comité Marítimo Internacional, Miembro de WISTA Venezuela, Miembro del Comité Jurídico de la RedMAMLA, Presidente del Consorcio Costa Afuera. Conferencista y articulista a nivel nacional e internacional. Editora de la Revista MG NEWSLETTER MARITIMO.