Geopolítica del 5G – El caso de la República Popular China – Lic. Juan José Ceschan
Consideraciones preliminares
Las telecomunicaciones han marcado en gran medida el devenir del siglo XXI, signando el fenómeno de la Globalización y afectando no solamente la producción industrial de la mayoría de los nodos fabriles del Globo, sino también la manera en la que los actores del Sistema Internacional se vinculan entre sí. La gobernanza global sucede a través de la Internet: cada vez son más los líderes de las naciones que llevan a cabo el proceso de comunicación de sus decisiones políticas a través de sus redes sociales.
En este sentido, los avances tecnológicos han impulsado el crecimiento del Comercio Internacional y de la transnacionalización del capital en los últimos treinta años, lo cual llevó a una gran cantidad de actores internacionales a interesarse por estas tecnologías. Consecuentemente, quien domine hoy la Internet, probablemente sea quien tenga una de las mayores cuotas de poder en el juego de la gobernanza global.
Así, la carrera por el “dominio tecnológico de la próxima generación de internet” (MCLOUGHLIN, 2019), especialmente desde la llegada del 5G o “Quinta Generación”, ha venido encabezando las agendas de ciertos actores Estatales y empresariales de gran poder en estos últimos años; esto se ha dado a conocer como la Geopolítica del 5G: una carrera acelerada por el abastecimiento monopólico de una nueva generación en la tecnología de las telecomunicaciones inalámbricas móviles.
Particularmente, la República Popular China (RPCh), en su vertiginoso ascenso global, ha dado muestras claras de pretender estar a la vanguardia de las redes de telecomunicaciones inalámbricas. La Geopolítica del 5G es para China un combate librado en dos frentes de batalla: por un lado, la tan mencionada Guerra Comercial con USA, y por el otro, la iniciativa One Belt/One Road (OBOR) o Nueva Ruta de la Seda. Para el primero, persigue el dominio de la red; y para el segundo, abastecer a mercados locales.
A continuación, se realizará un breve recorrido por la historia más reciente de la tecnología inalámbrica. Luego, se analizarán las oportunidades que dicha tecnología ha venido ofreciéndole en el último lustro al Dragón Asiático en su resurgimiento y avance estratégico como potencia económica global. Finalmente, se mencionarán los eventuales escenarios futuros de la Geopolítica del 5G para la RPCh, con alusión breve a sus implicancias para USA, para Europa, y para América Latina y el Caribe.
Antecedentes. Breve recorrido por la historia de la tecnología inalámbrica.
De acuerdo con lo expuesto por el Equipo de Expertos de la Universidad Internacional de Valencia (VIU, 2018), la mejora en la velocidad de transmisión de datos ha caracterizado la evolución de las redes de telecomunicaciones móviles. Así, cada cambio histórico de numeración ligado a la letra “G” de generación ha indicado la incorporación de alguna modificación sustanciosa, tanto en la naturaleza del sistema como en la velocidad, la frecuencia, las capacidades técnicas y los estándares característicos, los cuales vuelven única a cada generación.
Así, hasta el presente año 2020, existen cinco generaciones de telefonía móvil:
- 1G: la Primera Generación de las tecnologías móviles inalámbricas surgió[1] en la década de 1980, aplicada a teléfonos celulares analógicos cuya funcionalidad era la telecomunicación oral, con un funcionamiento bastante similar al de una radio AM/FM: había un número limitado de usuarios, cada uno de los cuales tenía una pequeña porción de dial, que solía captar interferencia de otros hablantes y volverse estática a medida que el teléfono se alejaba de la torre telefónica.
- 2G: la Segunda Generación se produjo en la década de 1990, con la introducción de tecnologías de llamadas celulares digitales (permitiendo la conversión y compresión de la voz en 0-1 segundo, la identificación y transferencia de llamadas, el roaming internacional, y demás), a fin de que una mayor cantidad de clientes pudieran emplear una única red de telefonía celular. Además, permitió la transmisión de datos mediante el servicio de mensajería de texto e imágenes (SMS).
- 3G: la Tercera Generación se dio en el primer decenio del siglo XXI, se basó en la incorporación de la conexión fija/inalámbrica a Internet, video-llamadas, navegación, correos electrónicos, servicios multimedia y banca virtual. El cambio más notorio fue el incremento de velocidad que proporcionó, lo cual permitió atender la demanda creciente de los consumidores y la exigencia de velocidad en navegación y descarga de datos: se abandonaron los 200 KB/segundo de la generación anterior, en pos de algunos pocos MB/segundo (2 MB/segundo).
- 4G: la Cuarta Generación surgió alrededor del año 2010, y se caracterizó por la incorporación de la banda ancha, permitiéndole así al cliente del servicio de telefonía móvil la reproducción de videos en tiempo real (del inglés, streaming) o el uso de realidad aumentada (RA), el acceso a la TV de alta definición, videoconferencias, transacciones bancarias móviles, entre otras prestaciones. La velocidad de datos se incrementó a cientos de MB/segundo, llegando incluso a ciertos GB/segundo. A los móviles de esta generación se los denominó smartphones.
- 5G: la Quinta Generación, la última y más ambiciosa, surgió en 2015, buscando conseguir una menor latencia o tiempo de respuesta, aumentar aún más la velocidad de las telecomunicaciones entre los dispositivos móviles (para llegar a los 10/20 GB/segundo), ofrecer ventajas en el funcionamiento de los electrodomésticos o aparatos electrónicos de la vida cotidiana (Internet of Things), disminuir el consumo de batería, y ampliar el ancho de banda. Ambiciosamente, busca que el planeta se convierta en una zona Wi–Fi completa, en la que la dirección IP de cada teléfono móvil podría garantizar la posición geográfica precisa. “Es la base tecnológica para el desarrollo de la industria robotizada, el auge de los vehículos autónomos, la implantación de la telemedicina, la aparición de nuevos servicios digitales o la era del «Internet de las Cosas»” (SÁNCHEZ, 2020). Será funcional para las impresoras 3D, drones, vehículos autónomos, big data science, ciudades inteligentes, educación a distancia/e-learning y otros sectores de la Industria 4.0.
Así pues, en unos años, el 5G hará que el mundo se vea inmerso en una gran red inalámbrica de alcance global o Wireless-World Wide Web (WWWW), es decir, la navegación ya no se producirá a través de la conocida triple W, sino mediante una cuádruple W: sin cables, a velocidad astronómica y con capacidad colosal de descarga de datos. Será el inicio del mundo virtual en tiempo real, y del mundo real en tiempo virtual.
“El 5G está listo para impactar a las principales industrias, incluidos los medios de comunicación, las publicaciones, la atención médica, los juegos, la automoción, el transporte público y los servicios públicos” (RECLUIT, 2019).
En este escenario tecnológico, complejo y vanguardista, originalmente liderado por las empresas estadounidenses, japonesas y las de los países nórdicos, la RPCh hace su aparición recién a fines de la década de 1980, con la creación de la empresa Huawei en su territorio, que se volvería años después una de las líderes del rubro tecnológico.
- Evolución. La red 5G: ¿una oportunidad para la República Popular China?
La República Popular China hizo su aparición en la historia de las generaciones de las telecomunicaciones móviles en la última etapa de la 1G, gracias al nacimiento del “logro magnífico”, que traducido al chino simplificado pinyin, se conoce como Huawei.
La empresa Huawei fue fundada en 1987 por Ren Zhengfei, miembro del Partido Comunista Chino y del Ejército de Liberación Popular, lo cual de alguna manera puede explicar el estrecho vínculo entre la firma y el Gobierno Chino (TEKİR, 2020), pese a que no sea una empresa estatal o mixta, sino enteramente privada (HUAWEI, 2020).
La firma nació como parte de las medidas gubernamentales de la era de Deng Xiaoping, presidente y protagonista de la Segunda Generación de Líderes en la RPCh (fue sucesor de Mao Zedong y antecesor de los presidentes Hu Jintao, Jiang Zemin y Xi Jinping). Entre esas medidas, se encontraba la meta del mejoramiento tecnológico, que traería aparejados ciertos cambios en la producción agrícola e industrial por la optimización de los tiempos en la producción y en la entrega, lo cual finalmente ocurrió.
Una de las características principales de la operatoria de Huawei es que está en consonancia con las proclamaciones y aspiraciones gubernamentales de la RPCh, en el sentido de que contribuye a la política “Going Global” iniciada en el Dragón Asiático en los años 2000, por medio de la cual el gobierno instó a las empresas chinas a invertir en el extranjero, para que se volvieran así más competitivas a nivel global.
Así, a comienzos del siglo XXI, la empresa comenzó a operar en áreas tecnológicamente marginales para Occidente, tales como: el Sudeste Asiático, África y algunos países de Medio Oriente (TEKİR, 2020: 120), volviéndose un actor clave en el 5G.
Los motivos que condujeron a la firma Huawei a hacerle honor al significado de su nombre en mandarín, son básicamente tres: en primer lugar, es pionero en el desarrollo de este tipo de tecnologías, habiendo invertido ingentes sumas en investigación desde hace décadas; en segundo lugar, tiene la capacidad de desarrollar todos los elementos necesarios para la tecnología (routers, fibra óptica, chips, teléfonos móviles); en tercer lugar, su modelo de negocio le ha permitido liderar el mercado con precios competitivos frente a sus rivales, cerrando contratos con operadoras y gobiernos (SÁNCHEZ, 2020).
A su vez, la RPCh es uno de los países que explota y consume las Tierras Raras, un conjunto de diecisiete elementos químicos poco habituales en la naturaleza y de difícil apropiación (debido a los elevados costos que eso implica), que son el insumo básico para la fabricación de teléfonos, televisores, computadoras, drones, etc. (SEIBT, 2019).
Gracias a la adhesión de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001 y la adopción de las políticas y normas multilaterales del Comercio Internacional, el Dragón Asiático pudo comenzar ampliar sus mercados y fortalecer los intercambios comerciales a nivel global, volviéndose uno de los principales proveedores de manufacturas y de tecnología digital, todo eso en poco menos de veinte años.
En 2013, la Iniciativa “One Belt/One Road” (OBOR), o Nueva Ruta de la Seda, le permitió a la RPCh comenzar a exportar sus productos y su tecnología a los distintos mercados con los que negoció la adhesión a dicho proyecto, principalmente los países de Asia Pacífico, de Medio Oriente y de Europa. Mediante el desarrollo de las finanzas, la infraestructura y la política de conectividad persona a persona (para la cual es condición sine qua non la disponibilidad de conectividad digital de alto rendimiento), la firma Huawei comenzó a abastecer a los países participantes de la OBOR de redes de cable de fibra óptica, penetrando así en sus mercados digitales mediante 5G (TEKİR, 2020: 130).
En el último lustro, la RPCh ha estado a la vanguardia de la Geopolítica del 5G. En 2015, año de inicio de la nueva y más reciente generación de las telecomunicaciones inalámbricas, el Gobierno de la RPCh presentó el plan “Made in China 2025”, mediante el cual buscó fortalecer su voluntad de fabricar los productos de alta tecnología (TEKİR, 2020: 121). El documento constitutivo de dicha estrategia presentó a la Red 5G como el verdadero corazón de la tecnología y como la arquitecta del mundo futuro.
Sin embargo, en el camino hacia lograr su objetivo, tanto Huawei como la RPCh han encontrado un obstáculo de grandes dimensiones: la doctrina “America First” que proclamara hace unos años el Presidente de USA, Donald Trump, quien buscó vetar la introducción de la tecnología china en territorio estadounidense, alegando la posibilidad de que fuera insegura y sirviera como base de actividades de espionaje. Se les prohibió a las empresas estadounidenses cerrar negocios con firmas chinas de telecomunicaciones, bajo amenaza de sanciones, a fin de preservar la seguridad nacional (LUZZI, 2020: 22).
Existe en ese sentido un temor entre los analistas internacionales de que la RPCh y USA puedan personificar la famosa “trampa de Tucídides”[2]. Por tal motivo, tanto para un actor como para el otro, el juego de la Geopolítica del 5G es sumamente estratégico.
Posibles escenarios futuros. Implicaciones para América Latina y el Caribe.
El conflicto comercial del último bienio (2018–2020) entre la RPCh y USA ha puesto un freno a la voluntad china de avanzar en el abastecimiento de la nueva generación de las telecomunicaciones. Las universidades estadounidenses cuentan con muchos estudiantes becarios chinos, lo cual da la impresión de que USA estuviera cediéndoles conocimiento a expensas de la quita de mercados sufrida de parte de la RPCh. Sin embargo, la emergente clase media china representa un gran mercado para las compañías estadounidenses, lo cual fortalece el hecho de que las dos mayores economías sean (y sigan siendo) sus respectivos socios comerciales más importantes (SÁNCHEZ, 2020).
Para la Unión Europea (UE), China representa un socio, un competidor económico y un rival en el modelo de gobernanza, todo al unísono. No obstante, por políticas del bloque, ha decidido no seguir los pasos de USA en el veto a la tecnología 5G (PIGHIN, 2019). La UE consideró originalmente a Huawei su socio imprescindible para el desarrollo de la nueva generación de las telecomunicaciones. “A medida que se ha incrementado la presión por la Administración Trump, la Unión Europea se ha dividido entre países partidarios de limitar la influencia de Huawei en el desarrollo de esta tecnología esencial para la sociedad del futuro y aquellos que han declinado intervenir dejando esta decisión en manos de las empresas de telecomunicaciones” (SÁNCHEZ, 2020).
En cuanto a América Latina y el Caribe, es necesario remarcar que el escenario no es muy favorable para este tipo de tecnología, principalmente por la falta de infraestructura tecnológica adecuada a las exigencias de la red, y por la obsolescencia tecnológica de los equipos disponibles en el territorio. A menos que reciba inversiones externas directas, la región aún no cuenta con el suficiente nivel de desarrollo e investigación en aspectos de tecnología de telecomunicaciones como para sumarse a la iniciativa del 5G.
“El conflicto por el 5G es uno de los factores que más está contribuyendo al retroceso de la interdependencia económica que caracterizaba al mundo actual […]. Las diferencias técnicas en las cadenas globales de valor pueden llevarnos al escenario de un internet no interoperable, que funciona bajo distintos parámetros según las distintas esferas de influencia […] que dejaría de ser global. Ante este escenario, los terceros países en vías de desarrollo se enfrentan a decisiones complejas. Dado que por su falta de recursos cuentan con una debilidad estructural, las decisiones que tomen estarán dictadas por su relación costo beneficio y la influencia estadounidense o China” (LUZZI, 2020).
BIBLIOGRAFÍA
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VIU [Equipo de Expertos] (2018/03/21). Evolución de la red de comunicación móvil, del 1G al 5G. Valencia, Universidad Internacional de Valencia (VIU). Consultado en: Septiembre de 2020. Recuperado de: https://www.universidadviu.com/evolucion-la-red-comunicacion-movil-del-1g-al-5g/
Lic. Juan José Ceschan
Analista SSr. de Operaciones (COFCO INTL Argentina S.A.) Maestrando en Ec. y Ng. con Asia Pacífico e India (UNTREF) Profesor Superior Universitario en Ciencias Políticas (UCA) Licenciado en Gestión de Negocios Internacionales (UNR) Perito Clasificador de Cereales, Legumbres y Oleaginosos (SENASA) Técnico Superior Aduanero c/Esp. en Comercio Exterior (ISET N° 53) |
[1] Respecto al debate sobre el lugar de origen de la Red 1G, algunos autores (VIU, 2018) sostienen que la Primera Generación de redes de telefonía móvil surgió en 1979 en Japón, gracias a la NTT (Nippon Telegraph and Telephone Corporation), seguida de su aplicación en 1981 en los países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Noruega, Suecia), gracias a la NMT (Nordic Mobile Telephone), de quien nacerían a posteriori las reconocidas firmas escandinavas Nokia y Ericsson. También, otras fuentes afirman que el lugar de surgimiento de esta generación móvil fue el territorio de los Estados Unidos de América (RecluIT, 2019).
[2] “La trampa de Tucídides”, proveniente de la narración de la Guerra del Peloponeso entre las potencias de Atenas y de Esparta, escrita por el autor homónimo, es una teoría que explica el vínculo existente entre una potencia hegemónica que está en declive y otra que está en ascenso. Conforme a este planteamiento, la tensión entre ambas puede conducirlas a una guerra hegemónica, con el resultado asegurado de que una venza, asegurando así su primacía, o bien, que pierda, siendo reemplazada por la potencia en ascenso.