La logística Internacional en épocas de pandemia – Por Lic. Pablo Ezequiel Antuña

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La crisis sanitaria mundial producida por la pandemia del COVID-19 ha golpeado duramente la economía global por razón de las medidas de suspensión de actividades económicas de manera precautorias para contener la agudeza del escenario epidemiológico a escala mundial. Las perspectivas económicas mundiales publicadas recientemente por el Banco Mundial arrojan resultados inéditos para varias generaciones de académicos; la economía estadounidense se contraerá un 6,1% en este año, la zona euro un 9,1%, Japón un 6,1% y en los mercados emergentes se espera una caída del 2,5% para este 2020. (Banco Mundial, jun-2020).

 

En tal sentido, Roberto Azevêdo, Director General de la OMC, emitió recientemente un breve mensaje respecto al impacto del COVID-19 en el comercio mundial. El primer dato impactante es que dicha organización estima una caída del 18,5% en el intercambio de bienes y servicios durante el primer semestre del 2020 en comparación con el año anterior y en términos interanuales se proyecta una caída del 13% en el mejor escenario o del 32% en un escenario pesimista; el resultado final dependerá de la recuperación del comercio multilateral como consecuencia de las decisiones gubernamentales respecto a la flexibilización de las medidas de distanciamiento social y reactivación de vuelos comerciales internacionales. A su vez adhiere que instar a la reactivación productiva y de flujos comerciales, sumado a la apertura de los mercados, ayudarían a conseguir el crecimiento en las transacciones comerciales internacionales y la recuperación del empleo que todos queremos.

 

En este escenario de turbulencias económicas y sanitarias, la Logística Internacional no escapa al impacto negativo en su actividad dado que tiene una relación directa con el nivel de los flujos comerciales en el mercado mundial. A pesar de ello, es de suma valoración el rol fundamental que está cumpliendo en cubrir las necesidades imperantes en dos ámbitos: salud y economía. En atención del primero, ocupándose del movimiento de carga esencial como insumos y aparatos médicos, medicamentos y productos para el cuidado personal destinados a paliar las consecuencias de la pandemia, y respecto al segundo, sosteniendo dentro de sus capacidades operativas, el intercambio comercial entre los países a través de los medios de transportes disponibles y ajustando los procesos operativos internos a estrictos protocolos sanitarios siguiendo los lineamientos de las autoridades sanitarias gubernamentales.

 

Podríamos decir que la logística internacional pre pandemia ya tenía problemáticas estructurales tales como infraestructuras deficientes, procesos operativos aduaneros engorrosos, comunicaciones defectuosas, costos operativos altos a lo largo de la cadena de suministros, entre otras, que se daban en mayor o menor medida según las particularidades de cada país; la aparición de esta pandemia no solo acentuó las mismas sino que sumo una nueva: un virus de circulación mundial, potentemente contagioso que afecta a la salud de los seres humanos en distintos rangos de complejidad que al ser invisible amerita estrictos controles y cuidados personales en todas las actividades que deba ejecutar el individuo. Frente a esta nueva amenaza, podemos observar que la logística internacional responde con dos de sus principales virtudes que son la versatilidad y adaptabilidad a las necesidades demandadas. En tiempos de crisis son las fortalezas las que nos sostienen para hacer frente a las amenazas imperantes, es así que podemos observar como las compañías que participan en la cadena de suministro han tenido que diseñar y adoptar protocolos sanitarios para poder preservar la salud de su capital humano. Por otro lado, en el caso de las compañías aéreas han tenido que adaptar sus aviones de pasajeros para ampliar la capacidad de movimiento de carga general y en algunos casos hasta han tenido que abrir nuevas rutas aéreas para tal fin.

 

Frente a la adversidad del distanciamiento social, la tecnología está cumpliendo un rol muy importante como instrumento auxiliar de las operaciones comerciales, hecho que hasta meses atrás muchas actividades de la economía se prestaban reticentes a esta situación, incluso en el ámbito de la logística internacional. Tanto los medios digitales de pagos, como las autorizaciones y firmas electrónicas e incluso el teletrabajo, están colaborando a la operatividad de los procesos logísticos tradicionales desempeñados in situs, poniendo de manifiesto que es posible incorporar nuevas herramientas de resolución de problemas e interpelando a la mejora continua de los procesos operativos.

 

Finalmente, la pandemia del COVID-19 ha producido cambios en la vida de la población mundial ya sea modificando hábitos e incorporando otros nuevos, restringiendo actividades y adaptando otras para su continuidad. En esta construcción de una nueva realidad, la vida de las personas jurídicas no es ajena sino que ha tenido que ser revisada y adaptada con premura para poder responder a las necesidades propias y de sus consumidores; es así que las compañías que participan en la logística internacional se han valido de sus virtudes para cumplir en la mayor medida con los estándares de cantidad, condiciones, tiempos, precio y calidad esperados dentro de un contexto plagado de incertidumbre y dificultades para la humanidad.

 

Lic. Pablo Ezequiel Antuña

Julio 2.020