Promueve INTI estándares internacionales en plantas acopiadoras de cereales y oleaginosas

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INTI impulsa un programa técnico para prevenir la contaminación por micotoxinas y pesticidad de las plantas acopiadoras de cereales y oleaginosas que tenga en cuenta los estándares internacionales. Promueve además, junto con el Senasa, una norma que abarcará a más de 4 mil empresas en todo el país.

El control de las micotoxinas en granos es fundamental ya que se trata de sustancias tóxicas producidas por hongos que pueden llegar a contaminar los productos alimentarios que se encuentran en etapa de poscosecha e industrialización.

Debido a ello, el Centro INTI-Cereales y Oleaginosas ha desarrollado un programa de transferencia y asistencia técnica al sector acopiador de granos de nuestro país para atender los requerimientos de calidad, inocuidad y seguridad, de acuerdo a las exigencias, cada vez más estrictas de los mercados nacionales e internacionales. Se trata de una herramienta fundamental para la prevención de contaminación por micotoxinas y pesticidas en un sector integrado por más de 4 mil empresas distribuidas a lo largo de todo el país.

“El sector acopiador de granos es el eslabón central de la cadena de valor, y como tal se constituye en un eslabón estratégico en cuanto a la calidad final de los productos alimentarios elaborados a partir de granos y derivados”, señala el director de INTI-Cereales y Oleaginosas, Nicolás Apro.

En este sentido, los técnicos del INTI diseñaron, desarrollaron e implementaron en cinco empresas acopiadoras un programa de implementación de Buenas Prácticas de Manufactura (BPM), en las etapas de almacenamiento, conservación y transporte de granos.

En las empresas seleccionadas en esta etapa piloto (pertenecientes a la Federación de Centros y Entidades Gremiales Acopiadoras de Cereales y a la Asociación de Cooperativas Argentinas) se diseñaron procesos de sensibilización, concientización y formación de recursos humanos, con el objeto de desarrollar capacidades endógenas y promover el concepto de mejora continua.

“Durante la capacitación se hizo especial énfasis en los factores que afectan el crecimiento de hongos y micotoxinas en granos almacenados, las medidas de prevención a aplicar y las opciones tecnológicas de descontaminación y detoxificación en granos y derivados”, señaló Apro, quien explicó que debido a las exigencias del mercado y a su impacto en la salud de los operarios y de la población en general se incluyeron en el programa las medidas de prevención de la contaminación por pesticidas.

De las cinco empresas que implementaron el sistema de BPM en sus plantas de acopio cuatro lograron certificar bajo la norma IRAM-NM 324 de buenas prácticas de manufactura y la restante está en vía de hacerlo.

Luego el Instituto realizó la evaluación de los resultados de la etapa piloto y rediseñó el programa, desarrollando un programa definitivo en formato de herramienta digital para la implementación de las Buenas Prácticas de Acopio y Acondicionamiento de Granos en empresas acopiadoras, con las exigencias y necesidades específicas del sector.

En la actualidad se está trabajando en conjunto con la Dirección Nacional de Inocuidad y Calidad Agroalimentaria del SENASA con el objeto de llegar al desarrollo e implementación de una norma que promueva la obligatoriedad de aplicar Buenas Practicas de Higiene e Inocuidad en granos en los establecimientos de plantas de acopios.

Fortalecer el valor agregado en origen

Una vez terminado el proceso de normalización, INTI-Cereales y Oleaginosas llevará a cabo la transferencia de un programa de asistencia técnica, a través de la Federación de Centros y Entidades Gremiales Acopiadoras de Cereales y de la Asociación de Cooperativas Argentinas, para el resto de las plantas de acopio ubicadas en las diferentes provincias del país.

En forma paralela el INTI trabaja junto con el INTA y SENASA en un proyecto de inocuidad en granos para la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) en el sector agrario.

Con estas iniciativas, el Centro INTI ubicado en 9 de Julio, provincia de Buenos Aires, apunta a integrar el valor agregado en origen a la calidad e inocuidad en la cadena de granos, abarcando así desde la producción primaria e industrial hasta el consumidor.