Uruguay: Canciller Almagro realiza balance positivo de Cumbre de CELAC
En diálogo con la Secretaría de Comunicación, Almagro indicó que “no hay que olvidar que América Latina es en definitiva la región más desigual del mundo y, por tanto, un plan de acción para combatir el hambre y eliminar las desigualdades es un punto importante, un punto de comienzo”.
También destacó el significado político de abordar temas trascendentes, como los migratorios entre la República Dominicana y Haití, el proceso de paz en Colombia, la dimensión internacional que buscan tener América Latina y el Caribe a partir de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) y un diálogo estratégico con la Unión Europea o el hecho de que se haya aprobado uno similar con China.
“Por lo tanto, si juntamos todos estos elementos ya tenemos suficiente como para juzgar esta cumbre como muy positiva”, resumió el canciller uruguayo al repasar los resultados de la II Cumbre de la CELAC que se desarrolló el miércoles 29 y el jueves 30 en la capital de Cuba.
Respecto del significado político y de la gran presencia de jefes de Estado, comentó que la CELAC es un nuevo ámbito de diálogo en nuestro continente. “Por primera los países latinoamericanos y del Caribe están todos juntos y discuten sus problemas procurando resolverlos”.
Agregó que «lo conversado ahí y lo decidido esta semana, definitivamente proyectan nuestros trabajos y acciones específicas. La convocatoria tiene que ver con el nivel de compromiso que tienen los países con este proceso de integración y con la necesidad imperiosa que sentía nuestro hemisferio de incorporar a Cuba a los trabajos que debemos tener en este plano», puntualizó.
En la cita, a la que asistieron gobernantes y representantes de los 33 países del bloque, no solo se decidió declarar zona de paz a esta región que abarca buena parte del continente americano, con la excepción de Canadá y Estados Unidos, sino que se estableció un compromiso firme con la reducción de la pobreza, la indigencia y las desigualdades, consolidando los planes económicos y sociales en marcha e imponer nuevos.
Estos objetivos incluyen, según la Declaración de La Habana, políticas claras en educación pública y gratuita, trabajo decente, salud universal, distribución de riqueza y en la producción agropecuaria para alcanzar la seguridad alimentaria propia y contribuir a ese fin en el resto del mundo. En este aspecto se enfatizó en la tenencia de la tierra para la mayor cantidad de personas y asistencia para el desarrollo del sector, teniendo en cuenta en particular la agricultura familiar.
Tras la apertura del presidente anfitrión, Raúl Castro, se sucedieron, en los dos días de la cumbre, los intercambios de propósitos y compromisos de profundizar la integración especialmente del Presidente de Uruguay, José Mujica, y de sus pares Juan Manuel Santos, de Colombia, Cristina Fernández, de Argentina, Dilma Rousseff, de Brasil, Evo Morales, de Bolivia, y Nicolás Maduro, de Venezuela, entre otros.
“Tenemos que integrarnos por nuestro propio desarrollo, pero este no es solo sumar riqueza, aumento del consumo, es la lucha por la felicidad humana”, advirtió Mujica.
“Para poder tener peso en este mundo tenemos que juntarnos, y tenemos que darnos cuenta que es mucho lo que se puede hacer si la humanidad junta sus fuerzas, si junto al programa de los países que luchamos por nuestra agenda hay un programa que nos compromete con el mundo para combatir el despilfarro y la energía que tiramos”, concluyó.
A esta segunda cumbre de la CELAC, a la que solo faltaron los gobernantes de Belice, El Salvador y Panamá, fue invitada la presidenta electa de Chile, Michelle Bachelet, quien sostuvo en el plenario que uno de los objetivos de su mandato a partir del 11 de marzo será ayudar a combatir en América todas las desigualdades, el hambre y la pobreza, de género y de las comunidades indígenas y de afrodescendientes.